Crimen Helena Jubany: la coartada del principal acusado ‘pende de un hilo’

Helena Jubany fue asesinada con 27 años | Archivo
photo_camera Helena Jubany fue asesinada con 27 años | Archivo
El magistrado ha escuchado este viernes el relato de los dos nuevos testigos y, paralelamente, ha ordenado la práctica de una nueva prueba de ADN para cotejarla con los restos hallados este verano en el cuerpo de la víctima

Novedades en la investigación por el crimen de Helena Jubany. Este viernes han declarado ante el juez de Instrucción 2 de Sabadell los dos testigos que podrían hacer tambalear la coartada del actual único imputado en la causa, Xavi Jiménez. Según la familia de la víctima, la información aportada por los dos nuevos testigos podría poner luz a lo sucedido la tarde del 30 de noviembre de 2001, cuando Helena desaparece antes de aparecer muerta la madrugada del 2 de diciembre.

La pregunta clavé: ¿Dónde estaba Jiménez la tarde del 30 de noviembre?

Como ha podido saber El Periódico, el acusado y Jaume Sanllehí, ambos amigos y miembros de la sección de naturaleza de la Unió Excursionista de Sabadell (UES), se contradijeron frente a la policía, pocos días después de la muerte de Jubany, cuando justo empezaron las pesquisas que se arrastran hasta la actualidad. Interrogado por los agentes acerca de dónde se encontraba cuando Jubany desapareció la tarde del 30 de noviembre, Sanllehí explicó que aquel viernes había estado en Barcelona tomando unas cervezas con unos amigos. A continuación, y en sentido contrario, Jiménez dijo a los agentes de la Policía Nacional que él había pasado aquella tarde en compañía de Sanllehí, preparando una excursión de la UES que se llevó a cabo al día siguiente, sábado 1 de diciembre de 2001. 

Al percatarse del error, Sanllehí regresó voluntariamente a comisaria y cambió su declaración para hacerla coincidir con la de Jiménez. El hermano de la víctima, Joan Jubany, está convencido de que Jaume Sanllehí mintió para proteger al imputado y, según él, uno de los testigos que ha declarado hoy ante el juez lo puede probar.

La coartada ha quedado desmontada

Como ha adelantado el citado medio, uno de los dos testigos que ha declarado hoy ante el juzgado de instrucción 2 de Sabadell, amigo de Sanllehí, ha reconocido que la tarde del viernes 30 de noviembre de 2001, él estuvo con Jaume tomando cervezas en Barcelona. Ratificando, así, su primera coartada y demostrando que mintió para proteger a Jiménez. Sin embargo, el que sale más perjudicado de esta declaración es sin duda Xavi Jiménez, que su coartada, ahora, pende de un hilo.

Esta declaración fomenta las hipótesis de la familia, que están convencidos de que Jiménez y Santi Laiglesia son los autores materiales del asesinato de la joven bibliotecaria.

Más novedades: una nueva prueba de ADN

Paralelamente a las declaraciones, el juez instructor del caso ha pedido que se analice una muestra vaginal que se cogió del cuerpo de la víctima después del crimen para ver si encuentran restos de ADN. Se trata de una muestra que se le extrajo en el 2001 y que ya fue analizada. En aquella ocasión, solamente encontraron restos biológicos de la misma víctima, pero no de otras personas.

No obstante, dos décadas más tarde, las técnicas de la unidad de la Policía Científica han avanzado mucho y, por lo tanto, volverán a analizar la muestra para ver si encuentran restos de ADN otras personas para compararlas con los restos de ADN que recientemente se encontraron en la ropa de la bibliotecaria de Sabadell. En la actualidad, se siguen cotejando los restos hallados con el ADN de la víctima y de Xavi Jiménez

Conexión entre los e-mails y las cartas manuscritas

Así pues, con la imputación de Jiménez, la investigación por la muerte de Helena Jubany dio en diciembre de 2021 un giro inesperado, pocas horas antes de que se cumplieran 20 años de su muerte y, por lo tanto, de que prescribiera del delito. Su imputación llegó después de que el informático forense Bruno Pérez Junca descubriera, del disco duro de la fallecida, que este último acusado envió varios correos electrónicos a la joven con mensajes clavados a los manuscritos anónimos que recibió antes de su muerte.

Cabe recordar que la joven bibliotecaria, de 27 años, fue asesinada el 2 de diciembre de 2001 en Sabadell. Encontraron el cadáver tirado en un patio interior. Estaba desnuda y con el cuello lleno de quemaduras. Un mes antes del crimen, Helena recibió dos cartas anónimas: en una le daban unas pastas y una horchata, que era su bebida preferida. En la segunda un zumo. En la bebida, que la llevó a analizar, le habían introducido varios ansiolíticos, el mismo fármaco que hallaron en su cuerpo tras el crimen.

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