María Jesús M.C., Maje, se ha enfrentado este martes —en una nueva sesión del juicio que se sigue contra ella y uno de sus amantes, Salva, por el asesinato de su marido en agosto de 2017 en un garaje del distrito de Patraix (Valencia)— a los testimonios de sus amantes, con quienes mantenía una relación paralela a la conyugal. Tras su declaración se puso en evidencia, como señaló la acusación particular, que Maje difundía con cierta frecuencia y con varios de sus amantes, la aspiración de que su marido muriera.
Dos meses antes del crimen, se intercambió varios mensajes a través de Telegram con uno de ellos, Tomás, al que manifestó su intención de acabar con la vida de la víctima, Antonio Navarro, su marido: «Me satura, me agobia, le odio [...] Me considera de su propiedad, quiero que se muera, no lo aguanto [...] He pensado en acabar con su vida».
José, Tomás y Salva
Tras la declaración de un Guardia Urbano con quien mantuvo un breve affaire, ha declarado José, con quien tuvo una relación sentimental desde mayo de 2017 hasta el día en que se enteró de la detención de la acusada. José ha descrito su relación con Maje, a quien conoció en una discoteca, como «normal». Desconocía que estaba casada hasta que unos días después del crimen ella le llamó y se lo confesó, pero le advirtió de que se lo había ocultado porque le gustaba y quería conocerle.
La noche del 15 de agosto la pasó con ella y, por la mañana, ambos se fueron a trabajar. A las pocas horas, se encontró el cuerpo sin vida de Antonio, el marido de Maje, en su garaje de Patraix. Era el día 16, cuando supuestamente Maje ya sabía que su esposo yacía muerto, que empezó a intercambiar una serie de mensajes por Telegram con José que se han reproducido en el juicio: «¿Hacemos esta noche un amorcete?», a lo que él le respondió: «Vale, chochete».Sin embargo, finalmente, esa noche no se vieron.
A José le ha seguido Tomás, con quien la acusada mantuvo una relación desde mayo de 2016 hasta octubre de 2017. Solo convivieron cuatro días, cuando en junio de 2016 le llamó ella para pedirle que la recogiera porque había discutido con su marido y la había tirado de casa.
Tomás era plenamente consciente de la relación con Antonio y pasó con Maje el fin de semana anterior a la boda, en septiembre de 2016. Tras el enlace, se siguieron viendo unas tres veces por semana y ella le comentó que su marido tenía cáncer y que tenía que cuidarle, que no le podía dejar solo.
«Me decía que la relación no tenía sentido, que estaba por estar. Que, si hubiera sido por ella, no estaría con él. Me dijo que estaba harta, que lo quería ver muerto, que la estaba maltratando psicológicamente», ha narrado.
Salva y Maje: de amantes a criminales
Maje y Salva, con quien también mantenía una relación extramatrimonial, fueron detenidos cinco meses después del asesinato, ocurrido en 2017, y sus versiones han ido cambiando a lo largo del procedimiento. En el caso de Maje, cuando fue detenida, confesó que participó en la planificación del crimen, pero dos días más tarde, ante el juez, se retractó y señaló que no fue así. Indicó que lo que dijo a los agentes fue porque estaba muy nerviosa y no había entendido la pregunta que se le había formulado.
En el caso de Salva, ante la Policía, afirmó que habían sido los dos, pero luego decidió asumir toda la responsabilidad y exculpar a Maje. Por este motivo, se realizó un careo, pero ninguno quiso declarar en ese momento. Año y medio después del crimen, Salva aseguró que habló en varias ocasiones con su examante de cómo matar al ingeniero, de 36 años, y afirmó que fue ella la que le dio las llaves del aparcamiento donde acabó con la vida de la víctima.