El pasado viernes 1 de julio se celebró el juicio contra Víctor G. acusado de haber acosado de manera reiterada a la ilustradora Paula Bonet. El acusado había salido de la cárcel pocos días antes de la celebración del juicio y había quedado en libertad. Ante esta situación, la artista decidió encerrarse y retirarse de su propia vida pública con el fin de garantizar su propia seguridad.
Piden tres años de cárcel para él, pero ella lleva ya más tiempo de condena
Desde que en 2019 Víctor G. apareció en la vida de Paula Bonet, ella ya está cumpliendo una condena de restricción de su propia libertad, por miedo a su acosador, que hizo caso omiso a la orden de alejamiento que le habían impuesto judicialmente, así como a la prohibición de comunicarse con Bonet. El alejamiento resultó ser al final para la escritora que tuvo que alejarse de todos y de todo para salvaguardar su integridad física, ya que el acusado se presentaba en cualquier lugar donde ella estaba, o si no la veía físicamente, le profería insultos y amenazas de muerte a través de internet.
Ahora el fiscal solicita una pena de prisión de tres años para el presunto acosador. Tiempo de condena, de concurrir finalmente una sentencia condenatoria, menor al que ya ha sufrido la víctima y, posiblemente, al que tendrá que sufrir en tiempos venideros.
De sobras es sabido que no existen medios suficientes para garantizar el cumplimento de todas las órdenes de alejamiento y protección que se otorgan por los tribunales a mujeres en situación de riesgo para su vida por causa de la violencia machista, lo que aboca a muchas de ellas, como es el caso de Paula, a cumplir ellas la pena de encierro que se impone al maltratador o acosador, cayendo en una paradoja jurídica completamente inaceptable.
Órdenes de alejamiento incumplidas de manera reiterada
El caso de Paula desgraciadamente no es único. No existen medios policiales suficientes para interceptar a todos los hombres sobre los que recae una orden de alejamiento hacia su víctima y que se la saltan. Esto hace que los incumplimientos de esta medida de restricción de la libertad sean para los agresores sean constantes.
Sin embargo, además de constante, en muchas ocasiones también quedan impunes, como se ha podido ver en otro caso de incumplimiento de orden de alejamiento reiterada en la que el acusado, pese a las pruebas incontestables, ha quedado absuelto judicialmente.
El reciente caso de María Chaparro, una enfermera de Ciudad Real, víctima de maltrato por parte de su exmarido, ha salido a la luz por la denuncia de la propia víctima y de la Asociación Alma, que realiza el acompañamiento y asesoramiento de mujeres que tienen una orden de protección pero que su acosador o maltratador incumple de manera repetida e impunemente. En el caso de María, su agresor está ahora mismo en prisión por un delito de maltrato continuado, pero fue absuelto de incumplir la orden de alejamiento.
Es muy probable que si se hubiera podido garantizar el cumplimiento de la orden de alejamiento que debía proteger a Paula Bonet de su acosador, ella hubiera podido seguir con su vida normal y hubiera tenido que ser él el que restringiera su vida y su libertad. Es la doble revictimización de la víctima, que no sólo sufre el acoso y la violencia del victimario, sino que acaba cumpliendo una condena que tendría que cumplir él.
Otras víctimas del presunto acosador
A raíz de la celebración de este juicio, otras mujeres que habrían sido violentadas por Víctor G. han hecho público su testimonio y probablemente iniciarán acciones judiciales. Así lo ha comunicado a través de su cuenta de Twitter la abogada Carla Vall, que representa a Paula Bonet en este procedimiento judicial. Concretamente, hasta la fecha habrían sido otras cuatro víctimas más las que se han puesto en contacto con la letrada, las que habrían sufrido situaciones de acoso por parte de Víctor G.
El juicio de Paula Bonet ha quedado visto para sentencia y mientras queda resuelto, el presunto acosador está en libertad.