Si Alves hubiera reconocido el primer día la infidelidad, nunca hubiera ingresado en prisión. Pero Alves mintió y al hacerlo compró en la tómbola de la justicia todos los boletos que lo premiaban con el perrito piloto que lo ha llevado a la cárcel.
El papel lo soporta todo. La juez que investiga al futbolista Dani Alves por violación ha ratificado la prisión preventiva en una resolución en la que insiste en que existe el riesgo de fuga, acentuado por su sobrevenida falta de arraigo. “Alves es una persona con gran capacidad económica y sin ningún arraigo en nuestro país. Alves alegaba que su mujer era española. Ello no tiene consistencia al haber solicitado ésta el divorcio y simplemente con marcharse del domicilio donde señalara que reside se pondría en situación ilocalizable”.
Hay divorcio en ciernes, ergo no hay arraigo, lo que viene a significar que el futbolista no tiene nada que le ate en nuestro país y, por lo tanto, puede poner pies en polvorosa si queda libre.
Pero cuando fue detenido, Alves, estaba felizmente casado con Joana. No había atisbo alguno de separación, por lo tanto, el argumento del arraigo en nuestro país era sólido e imprescindible para oponerse a la excepcional medida de prisión provisional que, en la vistilla, solicitó el fiscal. Ahora la ausencia de arraigo le sitúa en la cárcel. Antes la existencia de arraigo, también. ¿Tutela judicial efectiva? ¿Sistema de garantías? ¿Coherencia jurídica? Estas máximas son como la goma: se estiran o encojen a gusto del personal.
Si Alves hubiera reconocido el primer día la infidelidad, nunca hubiera ingresado en prisión. Seguramente, no habría caso: se trataría de la palabra de él contra la de ella. Pero Alves mintió y al hacerlo compró en la tómbola de la justicia todos los boletos que lo premiaban con el perrito piloto que lo ha llevado a la cárcel. A la justicia no le gustan los imputados mentirosos. Y a la sociedad en su conjunto, tampoco. Pero llegado a este punto… ¿Cabe preguntarse pues, si deberíamos ser también inflexibles y taxativos con los denunciantes mentirosos? ¿Se imaginan que lo declarado por la presunta víctima de la violación (es presunta víctima si Alves es presunto autor), no coincidiese con el contenido de las imágenes recogidas por las cámaras de la discoteca donde se produjeron los hechos? Si así fuese… ¿A que presunto mentiroso nos hemos de creer?