En la Audiencia de Huesca han comenzado este miércoles las declaraciones del juicio por la muerte de Naiara Briones. El primer turno ha sido para Iván Pardo, el tío político de Naiara y el principal acusado de matarla. Pardo ha reconocido que insultó, vejó y propinó una paliza mortal a la pequeña por no saberse la lección, pero asegura que nunca lo planeó y no tenía intención de acabar con su vida. En cuanto se enteró de que había fallecido «se me cayó el mundo encima», ha manifestado, aparentemente, arrepentido.
Para Pardo piden prisión permanente revisable por un delito de asesinato con alevosía, ensañamiento e indefensión de la víctima, que tan solo tenía ocho años cuando ocurrieron los hechos, en julio de 2017. El acusado, sin embargo, solo ha contestado a las preguntas de su defensa, la letrada María Gabasa, negándose, de este modo, a contestar a la Fiscalía y a las acusaciones particulares que ejercen la madre y el padre biológicos de Naiara. La estrategia de su defensa se ha basado en hacer pocas (por no decir nulas) referencias a las torturas a las que Pardo sometió a la niña durante casi cinco horas y que han detallado las acusaciones en sus respectivos escritos de acusación.
Lo achaca al estrés laboral
Iván Pardo ha reconocido también que castigó a Naiara con no acostarse hasta que no terminase los deberes y que antes de irse a trabajar —era vigilante jurado— dejó encargada a una de sus sobrinas de que cumpliera este encargo. «Y al volver y ver que no había hecho los deberes, entonces ya salté», ha señalado.
Esta reacción la achaca al «estrés laboral» que sufría entonces y ha hecho hincapié en que no tenía intención de matarla. «Cuando noté que no se movía, fue cuando reaccioné» y aunque asegura que intentó reanimarla, sus «esfuerzos» fueron insuficientes para salvarle la vida a la pequeña, que llevaba horas siendo torturada. Se sentía responsable de la educación de sus sobrinas, dice, y ha argumentado que se preocupaba de sus resultados académicos «porque era inteligente, pero le costaba mucho estudiar y quería mirar por su futuro».
Exculpa a su hermano y a su madre
Pardo ha insistido en considerarse el único culpable de los hechos y ha exculpado a su hermano, Carlos Pardo (padrastro de la niña) y a su madre, Nieves Pena, de los presuntos malos tratos a Naiara, que los han llevado también al banquillo, acusados de los delitos de asesinato en la modalidad de comisión por omisión o maltrato continuado a la pequeña. El principal acusado asegura que muchas veces sus familiares no conocían los castigos que aplicaba a las niñas y llegó a discutir con su madre porque lo consideraba demasiado estricto.
Ha relatado, por otro lado, que Naiara estaba pasando unos días en el domicilio de su abuelastra —donde también vivía Iván— mientras hacían obras en su domicilio, ya que Mariela Benítez, madre biológica de la niña, estaba trabajando interna en un hotel de Bielsa.