El 18 de julio de 2020, en el término municipal de Moià (Barcelona), una ambulancia del Servicio de Emergencias Médicas (SEM) requirió de la presencia de refuerzos de los Mossos d’Esquadra para reducir a un individuo que, diagnosticado de esquizofrenia paranoide, se negaba a ser trasladado al hospital para su ingreso. Llevaba dos meses sin salir de casa.
Aunque en un primer momento parecía tranquilo y accedió a ir al hospital, cuando entró en su habitación “para ponerse los zapatos”, el sujeto sacó una katana que escondía debajo de la cama y agredió a los agentes que fueron a apoyar a los sanitarios. Uno de ellos perdió cuatro dedos de la mano derecha. Los compañeros tuvieron que reaccionar y reducirle con el arma reglamentaria en el brazo derecho.
“Lo hice para defenderme”
Por su lado, el sujeto en cuestión, Antoni E.S., ha asegurado ante el tribunal de la sección 6ª de la Audiencia de Barcelona que lo hizo para defenderse. “Creía que me iban a matar. En ese momento, no sabía que eran policías”. Su relato se ha centrado en demostrar que en ese momento padeció un brote psicótico que no le permitió diferenciar los hechos, respondiendo de forma agresiva ante la llegada de los agentes. “Ellos me agredieron con la defensa extensible, oí varios disparos, y reaccioné para defender mi vida”.
La TASER no funcionó y tuvieron que utilizar el arma
Si bien es cierto que se oyeron unos disparos, éstos se produjeron tras la agresión, aseguran las distintas acusaciones, en el intento de cesar su “actitud agresiva y descontrolada”, que ya había atacado a dos agentes, hiriéndoles de gravedad. La bala impactó contra su brazo derecho, siendo entonces cuando pudo ser neutralizado y trasladado al centro hospitalario para su ingreso. Previamente, los agentes intentaron reducirlo mediante la pistola TASER, pero resultó imposible. “No funcionó”.
En el transcurso de la agresión, varios agentes resultaron heridos: uno de ellos perdió cuatro dedos de la mano derecha y otro varios cortes profundos en el brazo. El primero ha quedado invalidado de forma total para poder ejercer sus funciones como policía.
La versión de la defensa
Por otro lado, la defensa de Antoni E.S., de 39 años, ha centrado su discurso en demostrar que su cliente es una persona inimputable, debido a la enfermedad mental que padece. A modo de ejemplo, ha expuesto que ya fue juzgado en Alemania por una discusión con unos vecinos y que el tribunal del país germano lo declaró inimputable por esta razón. A la vuelta de su estancia en Alemania, y ya en Barcelona, es cuando empezó el tratamiento psiquiátrico.
En este sentido, tres doctores psiquiátricos, que han comparecido en calidad de testigos ante el mismo tribunal, han verificado este extremos, y han asegurado que el acusado, efectivamente, padecía un brote psicótico. “Antoni padece desde los 19-20 años una esquizofrenia paranoide, creyendo que existe un complot contra él”.
Además, padece un síndrome que confunde a sus seres queridos, agravando más su percepción de la realidad. “Su padre no es su padre, su hermano es un extraterrestre y los agentes de los Mossos eran de Nueva York” ha matizado el que era director de psiquiatría del Hospital General de Manresa. Paralelamente, el mismo testigo ha sentenciado que “todas las veces que ha ingresado a lo largo de su vida lo ha hecho de forma involuntaria”.
¿Debe ingresar en prisión o en un centro de salud mental?
A preguntas del propio tribunal de la sección 6ª, los tres testigos han asegurado que Antoni E.S. debería permanecer en un centro cerrado, que garantizase su tratamiento continuado, pero a la vez la protección de su persona. Poniendo en duda si la prisión en estos casos es la mejor solución.
Un arsenal de armas en su casa
En cuanto al arma utilizada, Antoni E.S., utilizó una katana de grandes dimensiones, que según consta en el escrito de acusación del Ministerio Fiscal, “gozaba de potencialidad para producir un resultado de muerte”. Pero, al parecer, no es la única arma peligrosa que el acusado custodiaba en su casa. Durante el posterior registro de la vivienda, se localizaron 3 cuchillos, 2 katanas, navajas, 1 arco de caza con 24 flechas, 2 arcos de ballesta, 4 cuerdas de arco y 1 ballesta, 2 cajas de puntas de caza para las flechas y 1 cinturón con fundas de katana. “Lo compraba por internet” ha asegurado Antoni E.S. ante el tribunal.
Visto para sentencia
Con todo, al final de la sesión, la representante del Ministerio Fiscal ha pedido 2 años y tres meses de prisión por los cuatro delitos de homicidio en grado de tentativa, con agravante por atentado contra la autoridad, de los que se le acusaban. En total, 9 años de condena a los que se le restarán los dos años que ya lleva en prisión provisional. Además, ha solicitado cinco años de libertad vigilada por cada uno de dichos delitos. Peticiones a las que se han adherido todas las acusaciones.