“Todos los integrantes de la célula, incluidos los aquí acusados, actuaron de manera coordinada en el reparto de tareas y llegaron a crear una gran cantidad de TATP (triperóxido de triacetona) para llevar a cabo un atentado terrorista de gran entidad que quedó truncado por la explosión de Alcanar, la base de las operaciones del grupo, y por la muerte del líder y mentor”. Así lo ha expresado el Ministerio Fiscal de la Audiencia Nacional en su informe durante esta mañana. La Fiscalía, que no ha hecho ninguna modificación en los cargos ni en las penas que solicita para los tres acusados, se reitera en su decisión de no atribuirles los delitos de asesinato. Aunque en los atentados del 17 y 18 de agosto de 2017 fallecieron 16 personas, el fiscal Miguel Ángel Carballo ha explicado que no se les considera autores de los mismos porque no se encontraban en disposición de actuar, Houli por estar hospitalizado y Driss por haberse echado atrás en el último momento. Sin embargo, señala que para que “alguien se eche atrás, primero hay que haberse echado hacia adelante”. En cualquier caso, según la Fiscalía, “este es el juicio de Alcanar y no el de Barcelona y Cambrils”.
Lo que sí tienen “meridianamente” claro es la integración de los principales acusados, Mohamed Houli Chemlal y Driss Oukabir que “pertenecían a la estructura sólida de una célula incardinada dentro de una nebulosa de células yihadistas que se esparcen por el mundo, desconectadas entre sí, pero que responden a los dictámenes y llamadas de los líderes del Daesh”. Lo creen por las notas encontradas en Alcanar en las que se refieren a sí mismos como “soldados del Estado Islámico en la tierra usurpada de Al-Ándalus”. Y lo creen también porque la organización reivindicó el atentado tan solo 4 horas después del atropello masivo en Las Ramblas. Lo hizo, de hecho, con una celeridad poco habitual. La organización se adjudicó la autoría de estos ataques hasta en seis ocasiones y para ello desplegó su maquinaria propagandística, a través de su agencia de noticias Amaq, para anunciar en varios idiomas la comisión del atentado más importante tras los ataques de París de 2015.
Es de los que tiran la piedra y esconden la mano
“¿Que Driss asumía con superficialidad e inconsciencia su pertenencia a un grupo terrorista? Puede ser, pero esto no le exime de responsabilidad.” Las pruebas presentadas durante los dos meses del juicio no dejan lugar a dudas y el Ministerio Fiscal tiene clara su pertenencia a la célula terrorista. “Quizás es el miembro más díscolo del grupo, por su comportamiento errante, pero eso no quita que no fuese un miembro permanente”. Al mayor de los Oukabir le atribuyen operaciones logísticas. Aunque siempre ha negado su conocimiento o participación en el polvorín de Alcanar, la Fiscalía defiende firmemente que visitó la casa y así lo avala uno de los declarantes. “El testigo es rotundo en manifestar que allí estaba Driss Oukabir” y el Ministerio Fiscal lo cree a pie juntillas. Además, lo cree porque era el miembro del grupo que tomaba más medidas de seguridad, “aunque torpemente”. Su móvil estaba días inoperativo (intuyen que cuando estaba en la vivienda okupada), escribía mensajes siempre en clave, en lenguaje críptico, y dirigiéndose a un colectivo. Incluso llegó a utilizar teléfonos conspirativos. Driss sabía que lo que hacía era incorrecto porque temía ir a la cárcel. Sin embargo nunca denunció. Sus amigos lo definen como alguien que anima a los demás a hacer fechorías pero que en el último momento se echa atrás. Para Carballo es de esas personas que “planifica bien las cosas, de los que tiran la piedra y esconden la mano”.
Ocultó datos cruciales para la investigación
La fiscal Ana Noé, ha recordado que Houli Chemlal no abandonó voluntariamente la célula terrorista. Simplemente cesó en su actividad delictiva porque la base operativa voló por los aires y con ella su capacidad para atentar. Tampoco confesó. Es más, su testimonio, a diferencia de lo que su defensa ha querido hacer creer a la Sala, no sirvió de ninguna ayuda para los investigadores. Durante su primera declaración, cuando todavía no había sido detenido y no se habían producido los atentados de Las Ramblas, Houli no aportó ningún tipo de información sobre la célula terrorista que sirviese para localizar a los demás integrantes. Es más, se negó a dar nombres de las personas que habían elaborado los explosivos. Se limitó a decir que se trataba de un prototipo de petardo.
Confiaba en ellos
De Said Ben Iazza la Fiscalía concluye que “prestó un apoyo idóneo y eficaz a la célula” porque confiaba en ellos. Gracias a haberles dejado su DNI y su furgoneta refrigerada, pudieron comprar y trasladar los precursores de los explosivos. Pero, además, Iazza lo hizo a sabiendas. Era un colaborador consciente de la célula yihadista. Así lo cree la Fiscalía porque en el año de los atentados su móvil solo repite fuera de Castelló en 28 ocasiones, de las cuales 8 lo sitúan en Alcanar. Pero además, la Fiscalía cree que este individuo tuvo contacto, además de con otros miembros de la célula, con Es Satty en el verano de ese mismo año.
Ana Noé le atribuye al imam de Ripoll una personalidad paranoica, obsesionado con las medidas de seguridad y con una férrea “fijación con Al-Ándalus”. Primero lo intentó con los conversos de Castelló. Con ellos ya mostró un discurso proselitista pero que no dio frutos. Sin embargo, su llegada en 2015 a la localidad gerundense marcó un punto de inflexión en la vida de los chicos. Aquí Abdelbaki Es Satty encontró un terreno fértil. Él fue “la persona que transmitió el ideario terrible del Estado Islámico a los jóvenes de Ripoll”.