Marin Eugen Sabau, conocido como ‘el pistolero de Tarragona’, ha declarado este lunes ante la titular del Juzgado de Instrucción 5 de Tarragona, por el tiroteo en el que hirió a tres excompañeros de la empresa Securitas de Tarragona, así como a dos agentes de los Mossos d’Esquadra el pasado mes de diciembre.
Sabau, que ha declarado por videollamada al encontrarse ingresado en el Hospital Penitenciario de Terrassa desde su detención, ha explicado ante la juez que los Mossos d’Esquadra le dispararon sin antes intentar negociar con él, ha adelantado la Cadena Ser. Dicha declaración difiere radicalmente de la versión de la policía catalana, que aseguró en el momento de los hechos que los agentes del Grupo Especial de Intervención (GEI) tuvieron que dispararle tras efectuarse varios tiros cruzados, y ante la nula voluntad de colaboración.
Sostiene que no abrió fuego contra los agentes
Así pues, aunque los Mossos mantienen que el acusado abrió fuego contra ellos, el exvigilante de seguridad ha esgrimido que había dejado el fusil en el vehículo que aparcó antes de atrincherarse en una casa abandonada de Riudoms (Tarragona). Portando encima dos pistolas, según ha asegurado, “descargadas”.
Sostiene, pues, que no escucho nada hasta que empezaron los tiros. Uno dio en una piedra cercana a donde él estaba “refugiado”. Un segundo disparo le alcanzó en el pecho, explica ABC, pero al llevar el chaleco no le causa mayores daños. Otros impactos en piernas y brazos son los que le han dejado la lesión medular que sufre actualmente. No recuerda nada más.
Ha defendido su derecho a la eutanasia
Con todo, el pistolero está acusado de cinco tentativa de homicidio, aunque tras solicitar la eutanasia, si el proceso prospera, no llegará a juicio. Durante su comparecencia Marin Eugen Sabau, de 46 años y nacionalidad rumana, ha justificado que tras ser neutralizado se quedó parapléjico, la falta una pierna y sufre fuertes dolores en un brazo y en el pecho.
Han sido precisamente estas lesiones las que ha presentado como argumentos para defender su muerte asistida, cuyo proceso no se verá alterado por la juez instructora que ya adelantó la semana pasada que “no atribuye ninguna competencia al juez de instrucción para decidir sobre el proceso”. De este modo, la instructora daba luz verde al proceso de eutanasia, teniendo la última palabra la Comisión de Garantía y Evaluación.
Cinco tentativas de homicidio
Con todo, cabe recordar que este vecino de Alcover (Alt Camp) entró el pasado 14 de diciembre en su antigua sede de Securitas en Tarragona, ubicada en la plaza del General Prim, y disfrazado con una gorra y una peluca abrió fuego contra sus excompañeros. Descerrajó varios tiros contra el gerente, que quedó en estado crítico. Después contra otro trabajador que intento frenarle y, finalmente, disparó también a la jefa de servicio. Eran las 11:15 de la mañana. Luego, huyó conduciendo su propio vehículo, un Citroën Xsara gris.
Los Mossos d’Esquadra rápidamente se movilizaron, poniendo en marcha un dispositivo “jaula” para evitar que huyera. En este contexto y en el marco de su huida, disparó también a un agente de los Mossos que le identificó en un control, hiriéndole en un brazo. Tras disparar contra los Mossos, Sabau se metió en el coche y condujo hasta una masía abandonada en Riudoms, a pocos kilómetros. Un vecino le advirtió y avisó a los Mossos. Fue entonces que el Grupo Especial de Intervención (GEI) montó el dispositivo que logró su detención.