La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) ha ratificado la condena de 20 años y un día de prisión impuesta a una madre que arrojó a su bebé recién nacida por la ventana del quinto piso en el que vivía en Barcelona. La caída le produjo un grave politraumatismo, provocándole la muerte.
Con esta decisión, el Alto Tribunal desestima el recurso de casación planteado por la condenada contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) a la vez que confirma la pena de prisión impuesta por un Tribunal del Jurado de la Audiencia de Barcelona por un delito consumado de asesinato con la agravante de parentesco.
La Sala no contempla trastorno alguno
El tribunal, presidido por el magistrado, Manuel Marchena, ha descartado, como lo hizo en su día la Audiencia de Barcelona, que la encausada tuviera una enfermedad o trastorno mental, como alegó su defensa. Ninguno de los peritos que participó el juicio oral celebrado en la Audiencia provincial detectó en sus informes psiquiátricos que la mujer padeciese “anomalía, trastorno o alteración psíquica alguna que pudiera afectar a las facultades intelectivas o volitivas de la imputada”.
“Es más -recoge la sentencia emitida por el TS y a la que esta redacción ha tenido acceso- tal y como consta en la sentencia del tribunal del jurado, hasta la propia psicóloga propuesta por la defensa admitió que la acusada no padece trastorno psicótico”. Y se considera probado que la acusada lanzó a su bebé “con la intención de acabar con su vida o, en todo caso, consciente del riesgo que creaba para su vida y la muy alta probabilidad de causarle la muerte. Y que, finalmente, en tal acción, se aprovechó de que la recién nacida carecía de capacidad para defenderse en modo alguno”.
Hechos probados
Los hechos probados de la sentencia recogen que, el 10 de junio de 2018, la mujer dio a luz en el cuarto de baño de su domicilio a una niña, que pesó al nacer 3,095 gramos y de 54 centímetros de altura, que llegó a respirar de forma autónoma; y acto seguido, la arrojó por la ventana del mismo cuarto de baño, que da a un patio interior de la finca, desde una altura de 22,85 metros. Como consecuencia de ello, la recién nacida sufrió un politraumatismo grave con destrucción de centros vitales cerebrales que provocó el fallecimiento.
La mujer fue juzgada en 2019 por un jurado de la Audiencia de Barcelona, que consideró probado que actuó "intencionadamente" y a sabiendas de que la niña moriría, aunque la defensa de la acusada alegó como eximente que padece una caracteropatía que le impidió comprender lo que hacía.