La segunda sesión del juicio en la Audiencia Nacional por los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils, en agosto de 2017, se retomó a las 10.00 horas de este miércoles, con la comparecencia del inspector y el subinspector de la Unidad Antiterrorista de los Mossos d'Esquadra que desmontaron, con sus explicaciones, el discurso de los tres acusados. Ambos testigos determinaron que las primeras declaraciones de Mohamed Houli Chemlal, el principal acusado, no ayudaron al desarrollo de la investigación, tras la explosión en Alcanar (Tarragona). Y añadieron que, cuando tuvo la oportunidad, no traicionó a sus compañeros y, a priori,les ocultó información, sobre lo que realmente se estaba cociendo en la casa que voló por los aires.
El relato del subinspector también detalló cronología clave para entender el desarrollo y la radicalización de los jóvenes terroristas, asegurando que la célula empezó a gestarse en el año 2015, con la llegada a Ripoll (Girona) del imán, Abdelbaki Es Satty, pero que no fue hasta mayo de 2017, que empezaron con los preparativos.
Según el minucioso discurso que ofrecieron los testigos, los jóvenes financiaron los atentados a partir de 15.000 euros que consiguieron de material robado a distintas empresas, de robar en el domicilio de la propietaria de un restaurante donde había trabajado Saïd Aalla y de la venta de vehículos, joyas y oro. De hecho, y siempre según la versión del agente, en una de estas ventas de joyas, los terroristas ganaron más de 1.000 euros.
La defensa de Houli no convence al magistrado
La estrategia de la abogada defensora de Mohamed Houli, Carmen González de Lario, se centró —aunque sin resultados demasiado resolutivos, pues el magistrado cuestionó prácticamente todas sus intervenciones— en evidenciar que su cliente colaboró con la policía durante las primeras horas, tras su detención.Sin embargo, el inspector reconoció que, precisamente, esas primeras informaciones no facilitaron contenido relevante para el desarrollo de la investigación, en esos momentos, todavía muy incipiente. El agente explicó que todo lo que Houli terminó confesando horas después de su detención y, por supuesto, del atentado en Las Ramblas, donde hallaron su pasaporte y por eso lo relacionaron con los hechos, fue información que, por entonces, ya se sabía.
Se trata del mismo agente que durante la primera sesión del juicio explicó, con todo tipo de detalles, la cronología de los hechos, desde que los planes de la célula volaron literalmente por los aires hasta que los Mossos abatieron a los jóvenes terroristas en Cambrils y, días más tarde, a Youness Abouyaaqoub, en Subirats.
Los Mossos no dudan de la implicación de Driss
Con las intervenciones del inspector y, seguidamente, del subinspector de la Unidad Antiterrorista de la Policía catalana, quedó más que evidenciada la creencia de los investigadores, dados los indicios recogidos, de la implicación real de Driss Oukabir en la célula terrorista. Los dos instructores de los atestados iniciales concluyen, pues, que la célula liderada por Es Satty se formalizó como tal, y al completo, en mayo de 2017, integrada, finalmente, por diez miembros, entre ellos dos de los acusados, Mohamed Houli y Driss Oukabir. Lo primero que situó al hermano mayor de los Oukabir como miembro activo fue su nombre en el alquiler de la furgoneta, pero los viajes a Marruecos, la compra de hasta tres teléfonos, así como varias conversaciones por WhatsApp y Facebook hablando sobre el islam fueron determinantes para creer que se trataba de uno más. Incluso un testigo protegido lo ha situado «tomando el sol» en la casa de Alcanar.
Cuando ambos acusados, situados como en la primera sesión, en una jaula blindada de la Audiencia Nacional, escucharon aquello, se echaron las manos a la cabeza. Houli se mostró poco expresivo; parece haber tirado la toalla de su defensa, pues durante su declaración, incluso se negó a responderle a su abogada. Pero su compañero de banquillo parece negarse a aceptar la condena. Varios periodistas en la sala de prensa de la Audiencia, entre ellos Anna Teixidor, con quien este medio habló cuando publicó su último libro acerca de los atentados (Los Silencios del 17-A), aseguraron que Oukabir gritó desesperado al testigo desde su posición. La jaula blindada y él sin micro provocaron que ese gesto pasara desapercibido.
Younes actuó al margen del resto
Los instructores han añadido, por otro lado, que Younes Abouyaaqoub actuó por su cuenta al emprender la marcha a Barcelona y protagonizar el atropello masivo, «Younes no comunicó a los demás lo que iba a hacer», explicó el instructor de varios atestados del cuerpo policial autonómico. El testigo apuntó que el atropello en La Rambla no formaba parte del plan de la célula que lideraba el imán, Es Satty. «La única intención que tenían era atentar con bombas, nada de atropellos ni cuchillos. No era un plan alternativo para actuar», subrayó.
Esta conclusión se extrae después de analizar las conversaciones que se pudieron rescatar de aquel día, así como de los posicionamientos de los teléfonos móviles, pues se sabe que Younes dio media vuelta cuando iba de camino a Alcanar con Mohamed Hichamy, en otra furgoneta. Porque lo que sí que han podido constatar de las pruebas documentales recuperadas, así como de las breves explicaciones de Houli, es que después de la explosión de la casa de Alcanar, la noche del día 16 de agosto, y la muerte instantánea de Es Satty, los planes de la célula se desmoronaron.
Estas afirmaciones echan por tierra la tesis de buena parte de las acusaciones que pretendían culpar a Houli y Oukabir por los asesinatos cometidos por Abouyaaqoub en Barcelona y por el resto de los miembros abatidos en Cambrils.
El magistrado impone orden y claridad
La sesión, que volvió a alargarse unas cuatro horas y en la que participaron tres agentes de los Mossos en calidad de testigos, estuvo marcada por las minuciosas declaraciones de los agentes responsables de la investigación, que insistieron en la participación activa de Driss Oukabir en la célula terrorista, y el fuerte carácter que el magistrado, Guevara Marcos, volvió a mostrar ante los presentes (que no eran precisamente pocos) en la sala de vistas.
El magistrado recordó e insistió a los letrados, en especial de la acusación, que «aquí se está juzgando si los acusados formaban parte de una célula u organización terrorista, no se está juzgando a nadie por matar a nadie» e impuso orden y claridad a las preguntas más ambiguas.