Juicio 17-A: los presuntos terroristas en una burbuja de cristal

Los tres acusados, tras una mampara de alta seguridad | AUDIENCIA NACIONAL
photo_camera Los tres acusados, tras una mampara de alta seguridad | AUDIENCIA NACIONAL
Con mascarilla y tras una mampara de cristal se vieron por primera vez los tres acusados por los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils tres años después de sus respectivas detenciones. Serios y con mirada perdida encararon la primera de las 20 sesiones que les esperan por delante

Desde los últimos juicios a los principales cabecillas de ETA, no se recordaba una jaula de protección, con paredes de cristal, desde donde declararan los acusados. Como si fuesen animales expuestos, Mohamed Houli Chemlal, Driss Oukabir y Said Ben Iazza, los tres acusados por los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils del 17-A, comparecieron este martes sin micros, aislados y con mascarilla. La logística y los medios dificultaron sus breves intervenciones, pero serios y sin dar muchas explicaciones, los tres se acogieron a su derecho a no declarar.

Prudencialmente separados, pero sin mamparas entre ellos, los presuntos terroristas tan solo se levantaron cuando el magistrado de la Audiencia Nacional, el juez Félix Alonso Guevara Marcos, de aspecto menudo, pero con un marcado y reconocido genio, se lo ordenó. Durante el resto de la vista, sentados en unos largos bancos de madera tras el cristal que los aislaba, y como cuando viajas en un vagón prácticamente vacío, evitando cruzar las miradas con el resto de los pasajeros, los tres acusados ni quisiera se miraron entre ellos. Y así, con la mirada a ratos perdida y a otros mirando al suelo, los presuntos terroristas vivieron las casi 4 horas de sesión.

A su alrededor, fuera de la burbuja de cristal que los mantenía apartados del resto de presentes en la sala, se desplegó un fuerte dispositivo policial de protección. Una veintena de letrados, entre las acusaciones particulares y las populares, se reflejaban en los cristales de la jaula, observando atentos todas sus muecas desde el otro lado de la mampara. En la sala parecía no caber ni un alfiler más. Fiscales y defensas, por otro lado. De hecho, la composición de la sala no agradó especialmente al abogado defensor de Driss Oukabir, Luis Álvarez Collado, que antes de empezar con la primera de las declaraciones se quejó de no estar en igualdad de condiciones con el resto de los participantes, en cuanto a medios y situación en la sala.

Fuerte dispositivo policial dentro y fuera de la sala

Los acusados llegaron con furgones blindados de la Guardia Civil a la sede de la Audiencia en San Fernando de Henares (Madrid) prácticamente dos horas antes del inicio del juicio, donde un denso cordón mediático les aguardaba desde los primeros rayos de luz de este martes. Tan solo una veintena de periodistas de todo el mundo tenían acceso a la sala de vistas abarrotada de letrados insatisfechos por las primeras órdenes del juez Guevara Marcos, que denegó las cuestiones previas.

Fuera de esa sala, se cortaron las calles aledañas durante el recorrido de los furgones y se blindó el edificio con un fuerte dispositivo conjunto entre Policía Nacional y Guardia Civil. Aunque, como bien cabe recordar, actualmente las medidas de seguridad antiterrorista no se limitan a esta mera protección puntual, sino que todo el país sigue en alerta 4. Un nivel que implica unas medidas de protección extremas – más vigilancia policial en la calle, movilización de las unidades de intervención para dar más protección a lugares destacados y eventos multitudinarios - ante el alto riesgo de atentado terrorista. Dicho nivel está vigente en nuestro país desde el año 2015, cuando incrementaron los atentados perpetrados en Francia, Túnez, Kuwait y Somalia.

Una veintena de sesiones por delante

La de este martes fue la primera de una veintena de sesiones, ya que el juicio oral, con más de 400 testigos pretende alargarse hasta el 16 de diciembre. Durante este periodo tanto los distintos fiscales, como las acusaciones, intentarán reconstruir los hechos interrogando, para ello, a más de 400 agentes entre Mossos, Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía, para que declaren como testigos y peritos. Hay convocados agentes de los Tedax, bomberos, miembros del instituto de toxicología, traductores, peritos calígrafos y peritos de balística. Además de víctimas y testigos directos, la Fiscalía cuenta con el testimonio de tres testigos protegidos que relacionarán a los acusados con los autores de la masacres.

Un juicio que ha quedado relegado a un segundo plano, a la sombra de la pandemia que sigue paralizando a medio mundo y bajo las restricciones sanitarias vigentes en nuestro país. Sea como sea, ha llegado el día y tres años más tarde se intentará aportar luz a un hecho oscuro, trágico y que todavía alberga muchos interrogantes.

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