Visto para sentencia. Sin golpe de mazo, sin grandes estridencias. Con una despedida casi inaudible. Así concluye, después de tres meses, el que ha sido uno de los juicios más esperados de la década, sin el ruido que uno se hubiera esperado debido a la magnitud y gravedad de los hechos que se han juzgado en la sala de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares.
Los tres únicos acusados, Mohamed Houli Chemlal, Driss Oukabir y Said Ben Iazza, para los que la Fiscalía solicita 41, 36 y 8 años de cárcel respectivamente, han hecho uso del alegato final.
Los vídeos desmienten a Houli
Mohamed Houli Chemlal ha sido el primero en tomar la palabra. Una vez más se ha reiterado en que él no tenía conocimiento alguno sobre la realidad. No la tenía porque los miembros de la célula escondían su forma de ser y de actuar ante él.
Sin embargo, durante su breve discurso ha caído en pequeñas contradicciones. No sabía nada de Las Ramblas ni de Cambrils. Hasta aquí todo es creíble porque Houli, recordemos, se encontraba convaleciente y hospitalizado tras la explosión de la base operativa cuando sucedieron los atentados. Los miembros bien podrían haberlo decidido a sus espaldas, improvisando sobre la marcha. De hecho, todo parece indicar que fue así precisamente cómo sucedió. La explosión lo precipitó todo. Sin embargo, continúa: “No actué por voluntad propia sino que estaba siendo obligado y presionado por esas personas. Siempre tenía miedo de que si los abandonaba o no les hacía caso pudiesen herirme a mí o a mi familia, ya que sabían dónde vivía. Me amenazaron varias veces si no les obedecía. En ningún momento tenía intención de hacer un acto criminal aunque me obligaron.” Entonces, ¿conocía o no las verdaderas intenciones del grupo Mohamed Houli Chemlal? ¿En qué quedamos? ¿Lo coaccionaron realmente o simplemente no se dio cuenta de nada porque actuaban al margen de este chico de menor inteligencia que ellos?
“Yo no comparto las ideas extremistas del Daesh. Si fuese un extremista islamista perteneciente a una célula yihadista no me hubiese declarado arrepentido de esta situación, ya que esto se considera apostasía para la gente que tiene esa ideología que no tiene nada que ver con el verdadero Islam. El Islam es paz y respeto.” ha intentado desmarcarse de la corriente rigorista del salafismo yihadista. Pero las fisuras en su discurso pronto continúan. A diferencia de lo que se ve en los vídeos, grabados por el propio Houli, al que se escucha relajado en el polvorín de Alcanar, hoy ha negado haber elaborado los explosivos. Ni los ha fabricado ni sabe cómo se fabrican. Es más, tampoco ha visto cómo los hacían. Sin embargo, el repetidor de su móvil y los vídeos lo sitúan en Alcanar y durante su primera declaración, él mismo se refirió a la fabricación de un prototipo de petardo.
Siguiendo con el discurso que ha mantenido la defensa durante los últimos tres meses, Houli ha zanjado el alegato con un breve arrepentimiento. “Me arrepiento de haber estado en la casa, de haber estado con esas personas y lamento mucho lo ocurrido”, se ha disculpado.
Driss Oukabir quiso indagar
Contra todo pronóstico, después de haberse presentado en la Audiencia Nacional durante varios días con un papel entre las manos, Driss Oukabir no ha recurrido a las anotaciones que le sugirió el propio juez. Lo ha hecho de viva voz, sin apoyarse en sus notas manuscritas. Evidencia de ello, el discurso ha sido escueto y desordenado. Oukabir ha empezado, tal y como lo hizo el día anterior su defensa, con unas disculpas al magistrado con el que ha protagonizado varios encontronazos a lo largo del juicio: “Quería pedirle perdón por estos días pero no he podido contenerme”, ha arrancado, “se han dicho tantas mentiras que no he podido...”. Con la voz entrecortada, como si fuese a romper en llanto en cualquier momento ha proseguido “¿Qué interés iba a tener en todo lo que ha ocurrido? Yo también he perdido a un ser querido”, ha dicho en referencia a Moussa Oukabir, su hermano pequeño abatido en Cambrils, “Ojalá no hubiese pasado todo esto. Jamás lo hubiese imaginado. Si hubiera sabido algo, habría intentado que no pasara pero jamás se me ha pasado por la cabeza todo esto”. Sin embargo, Driss ha dubitado “He tenido la curiosidad de indagar…”, se ha detenido un instante, “creía que mi hermano estaría metido en un lío de robos. Intenté que no le pasara nada, como cualquier hermano, y lamento todo lo ocurrido. Lo lamento mucho.” ¿A qué se refiere Driss con que tuvo la curiosidad de indagar? Su alegato, lejos de despejar alguna duda, devuelve las sospechas en torno a la figura de Driss Oukabir y su grado de participación en los hechos.
Que las pruebas hablen por sí mismas
El último en tomar la palabra ha sido Said Ben Iazza. Parco en detalles, como se ha mostrado durante todo el juicio, ha sido el más escueto de los tres. “No tengo nada que añadir. Me remito a lo que ha dicho mi abogado” ha contestado al juez. “Voy a dejar que las pruebas hablen por sí mismas. In šāʾ Allāh. Si dios quiere.”
El último encontronazo
Por otro lado, las defensas de Driss Oukabir y Said Ben Iazza han finalizado durante la sesión de este miércoles los informes definitivos solicitando la absolución de los dos acusados. Según los letrados, no hubo dolo. Oukabir y Iazza colaboraron por solidaridad con la comunidad, pero sin conocer las verdaderas intenciones de la célula yihadista. Fueron, según ellos, una cabeza de turco de la organización para llevar a término sus planes.
Como ya es habitual entre Luis Álvarez Collado, la defensa de Driss Oukabir y Félix Alfonso Guevara, el magistrado que instruye el caso, los dos se han enzarzado en una disputa verbal. Lo han hecho porque el letrado ha insinuado que Younes Abouyaaqoub fue ejecutado por los Mossos d’Esquadra aunque podría no llevar el chaleco simulado en aquel momento, en contra de lo que indicaron los agentes. El juez lo ha interrumpido. “Está imputando a los funcionarios al menos de un delito de homicidio, si no de asesinato”, ha continuado Guevara, “¿que por qué le matan? Eso no lo consiento.”
Ahora solo queda esperar a conocer la sentencia para descubrir si los alegatos de los tres detenidos han convencido al Tribunal o si por el contrario el magistrado aplica las penas que solicita para ellos el Ministerio Fiscal.