Segunda sesión testifical del juicio por el ‘caso Macedonia’ y las defensas vuelven a acorralar a los agentes de la División de Asuntos Internos (DAI) de los Mossos d’Esquadra, encargados de investigar, primero, a los agentes, presuntamente, involucrados en la trama; y, luego, a todo la red de supuestos narcotraficantes. Las defensas siguen insistiendo en que los agentes, responsables de analizar y clasificar las intervenciones telefónicas, desecharon cientos de conversaciones que beneficiaban directamente a los acusados y contextualizaban el resto de las llamadas que sí que se incorporaron como relevantes.
El letrado José María Fuster-Fabra, en defensa de los intereses y derechos del único subinspector que ha acabado imputado, ha sido especialmente insistente en este apunte. En concreto en dos cuestiones: la primera, relativa a una PlayStationque, según los investigadores, los presuntos narcos le regalaron a su cliente a modo de recompensa por los servicios prestados -es decir, chivarles información confidencial, según el juez instructor y la fiscal-. La segunda, sobre los partes que dicho inspector daba a sus superiores, tras reunirse con los presuntos narcos, anteriormente sus confidentes.
El dilema de la PlayStation
En la causa, dirigida en instrucción por el juez 01 de Barcelona, Joaquín Aguirre, sólo hacen constar como relevante una conversación en la que se puede malinterpretar que el subinspector implicado exige a uno de los otros acusados, el sr. Núñez, una PlayStation. Sin embargo, la decena de llamadas que le preceden demostrarían que dicho aparato no era un regalo, ni una recompensa, sino que, tras una reparación fallida, el agente pide una consola nueva, que propone pagar a plazos.
Los agentes de la DAI sólo hicieron constar una de las conversaciones, porque, según su criterio, “el resto no eran relevantes para la investigación”. Extremo que el letrado Fuster-Fabra no termina de entender, pues dan contexto a esta desdichada intervención, beneficiando directamente a su cliente. El resto de las conversaciones telefónicas demostraban que el subinspector no recibía beneficios del resto de acusados que, por aquel entonces, eran sus confidentes.
El subinspector informó a sus superiores
Como tónica general, las defensas han insinuado que los agentes de la DAI tan sólo incorporaron aquellas conversaciones que engrosaban sus teorías, desechando todas aquellas que podían hacer tambalear sus hipótesis de culpabilidad. En la misma línea, el abogado del subinspector ha preguntado a los testigos de este miércoles por qué no se incorporaron como relevantes las llamadas en las que su cliente daba parte a sus superiores de las reuniones con los presuntos narcos. Los agentes que han declarado ante la sección 03 de la Audiencia han respondido que seguramente las dejaron al margen porque “formaba parte del trabajo del subinspector”.
Ante esta respuesta Fuster-Fabra se pregunta entonces por qué verse con unos confidentes para hablar de temas relacionados con la tarea policial es susceptible de ser investigado, pero cuando se da parte de dichas reuniones “forma parte de lo habitual”.
¿Quién era ‘el cordobés’?
También ha habido bastante dilema sobre quién era ‘el cordobés’. Al parecer, buena parte de los acusados tenía apodo en el momento de los hechos. Los agentes de la DAI asociaron el mote de ‘el cordobés’ al subinspector implicado. Sin embargo, en la causa paralela se puede leer que este apodo estaba asociado a un agente de la Guardia Civil.
Por lo tanto, ¿quién era ‘el cordobés’? Porque los agentes de la DAI estaban convencidos de que se trata del mosso d’esquadra, pero reconocen que no hay ninguna conversación en la que los acusados se refieran directamente a él con este apelativo.
Todo la acusación se basó en las escuchas
Con todo, como se afirmó durante la primera sesión, toda la acusación de la DAI se ha basado en las escuchas. Reconociendo, así mismo, que no se hizo nada para verificar las escuchas, y que se limitaron a dar por bueno aquello que escucharon y/o dedujeron de las intervenciones.