“Esa maleta es de este señor” ha manifestado con rotundidad Gloria Francis Bulnes, la madre de Heidi Paz, ante la valija en la que apareció el cadáver de su hija en una nave industrial de Usera alquilada por César Román en 2018. “Yo misma la llevé en mi coche cuando los ayudé con la mudanza”, ha dicho mientras observaba el que fue el ataúd improvisado de Heidi. La declaración de la mujer pone en entredicho lo declarado el martes por “El Rey del Cachopo”, que negó haber convivido con su pareja en casa de su suegra para restar importancia a la relación que mantuvo con Heidi. Según César Román, lo que tuvieron se parecía más a un affaire que a una relación sentimental estable.
La mujer ha declarado tras un biombo para no cruzar la mirada con el presunto asesino de su hija. Ha elegido una camiseta con una foto de Heidi, sonriendo, para testificar ante el tribunal. En los momentos más duros de la vista, la ha estrujado con fuerza y la ha llenado de besos ahogada en un llanto del que no se distinguían más que balbuceos. Fue necesario detener varias veces el interrogatorio. Mientras tanto, el “Rey del Cachopo”, con semblante tranquilo, pintarrajeaba en un papel.
“Tómese el tiempo que necesite”, la ha tranquilizado el fiscal. Gloria ha arrancado de nuevo. “Este hombre le estaba haciendo daño, sé que la maltrataba. Me lo dijo un señor que trabajaba con él, que mi hija lo estaba pasando mal. Pero ella me negaba todo para no hacerme daño”. Respecto al aborto espontáneo del bebé que Heidi esperaba junto a Román, Gloria ha recordado un terrible episodio. “Me dijo que se había caído y yo le dije ‘Tú no te has caído’ pero solo me respondió ‘Ya te contaré’”. Ante la grave acusación, César ha levantado la mirada del folio, arqueando las cejas con sorna y ha soltado el bolígrafo. Su abogada le ha tocado el brazo para calmarlo.
“Él la presionaba mucho, la hostigaba”, continuaba la madre. Según el relato de la testigo, Román era una persona celosa y posesiva. La llamaba continuamente a su teléfono móvil y ejercía sobre ella un control enfermizo. El mismo día en el que conoció a su suegra, apenas un mes después de comenzar su romance con la joven hondureña, “El Rey del Cachopo” hincó la rodilla y le entregó un anillo a Heidi. “¡Me parece muy pronto!” exclamó Gloria. A él no le sentó bien la reacción de la mujer. “Aceptes o no aceptes, a mi quien me interesa que acepte es ella”, le espetó.
Con respecto a la declaración del acusado durante la vista del martes, la madre ha desmentido que la joven consumiera sustancias estupefacientes. “Las amistades de mi hija eran normales, no eran problemáticas. Heidi nunca tuvo problemas con la policía. Nunca se metió en ningún lío.”, ha explicado. La declarante también ha negado que en los días anteriores o posteriores a su desaparición tuviera constancia de que alguien estaba buscando a Heidi por un ajuste de cuentas. “Ningún desconocido me dijo que estaba buscando a Heidi ni que Heidi le debiera nada”. En referencia a que su hija hubiera huido de Honduras por un problema con las pandillas, tal y como declaró César Román, la mujer ha sido tajante: “Vino a España para trabajar para sus dos niños. Quería darles una mejor vida.” Tampoco le consta que su hija llevara un tren de vida elevado, compatible con algún negocio ilícito, más bien todo lo contrario. “Este señor no le pagaba. Mi hija no tenía dinero ni para comer. Mis nietos van a la escuela pública y mi hija no tiene ninguna casa de su propiedad en Honduras”.
En respuesta a por qué motivo todavía no ha reclamado el cuerpo de Heidi, que permanece tres años después de su muerte en el Instituto Anatómico Forense, la mujer ha explicado consternada que, a pesar de haber requerido su cadáver, ha sido el propio tribunal el que se lo ha denegado. Así lo ha confirmado la jueza. “La familia solicitó su incineración pero este tribunal no lo ha permitido hasta que finalice el juicio”.
Los socios no recuerdan la maleta.
La coartada de César Román comienza a hacer aguas a pocos días del inicio del proceso. Han sido sus propios socios los que han puesto en duda que la maleta en la que fue hallada Heidi siempre hubiera estado en la nave y no en la casa del acusado. “Sí que había trastos de vídeo en la nave… pero yo no recuerdo haber visto ninguna maleta”, ha afirmado uno de sus trabajadores. “Había una nevera, un bidón… pero no recuerdo que hubiese una maleta”.
Un hombre bajito
El vigilante de seguridad de la nave contigua a la que apareció el cuerpo de Heidi, que fue quien llamó a los bomberos para alertar de un pequeño fuego, ha declarado que, poco antes de llamar a emergencias, vio a un hombre de estatura baja cerrando el portón de la finca de la que salía el humo. Sin embargo, ha sembrado la duda. “Muy muy bajito no era”, ha matizado. La descripción del testigo no coincide con la de César Román, de solo 1,52 metros de estatura.