La sección sexta de la Audiencia Provincial de Barcelona juzga esta semana a una «batería» de seis ladrones georgianos, a los que se acusa de un delito continuado de robo con fuerza en el interior de domicilios de Barcelona ciudad y provincia, así como de pertenecer a una organización criminal que hacía del robo violento su forma de vida.
La Fiscalía reclama entre nueve y 12 años de prisión para este grupo de delincuentes, que efectuó sus principales golpes en Barcelona, Sabadell, Terrassa, Vic e incluso Madrid, entre los últimos meses de 2016 y los primeros de 2017. Su actividad se vio intervenida, entonces, por los agentes del Grupo de Robos con Fuerza en el Interior de Domicilios de los Mossos d’Esquadra y de la Unidad de Investigación de la Comisaría de Sant Martí (Barcelona) que, tras meses de investigación y escuchas, dieron con ellos y empezaron la instrucción del caso.
Según los datos que maneja la policía y a los que ha tenido acceso eltaquigrafo.com, el grupo, conocido como Ladrones en Ley, estaba formado por distintas «baterías» de ladrones, relacionadas entre ellas y compuestas, todas ellas, por delincuentes de nacionalidad georgiana. Dichos subgrupos estructuraban una organización muy compleja, «basada en relaciones de amistad y familia», que dificultó las tareas de investigación.
Ladrones en ley: inicio de la investigación
De forma paralela, entre los meses de mayo y agosto de 2016, el Grupo de Robos con Fuerza en el Interior de Domicilios y la Unidad de Investigación de la comisaría de Sant Martí (Barcelona) iniciaron tareas de vigilancia y seguimiento a una serie de personas de nacionalidad georgiana, con antecedentes por la comisión de robos con fuerza interior de domicilio.
Como se desprende del atestado policial, a raíz de las imágenes de las cámaras de vigilancia de un robo con fuerza en domicilio cometido en la localidad de Terrassa, los agentes de las unidades policiales mencionadas identificaron, sin ningún tipo de dudas, a dos de los investigados. A partir de aquí, ambos grupos iniciaron una investigación conjunta, en la que se continuaron las vigilancias y el seguimiento de los investigados. Esta actividad de investigación dio como principal resultado la identificación de nuevos sospechosos, en total una «batería» de seis delincuentes iniciales.
A raíz de los descubrimientos realizados por los agentes del equipo investigador, y dadas las numerosas medidas de contravigilancia adoptadas por los investigados para evitar ser seguidos por la policía, se procedió a solicitar ante el juez la intervención telefónica de varios de los identificados hasta el momento.
Evolución de la investigación: las escuchas
A principios de 2017, y tras varios meses de escuchas, la intervención telefónica de dos de los investigados permitió situar a los criminales en las localidades donde efectuaron sus principales golpes, tanto en Catalunya —Barcelona, Sabadell, Terrassa y Vic— como en Madrid. Además, con la colaboración de la Policía Nacional, se pudo identificar y detener a un nuevo miembro, a quien se le atribuyó un robo en la capital española e ingresó en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid, hasta que fue expulsado a Georgia.
Por otro lado, y gracias a las escuchas, los investigadores pudieron acreditar la capacidad de transformación de la organización, con nuevas incorporaciones y bajas constantes, con contactos entre las distintas «baterías» investigadas. Esta movilidad dificultó la investigación, pero también sirvió para demostrar que los investigados que empezaron delinquiendo juntos, al inicio de la investigación, se independizaron y reclutaron otros ladrones por separado, quedando acreditada «la capacidad de reclutamiento de los investigados», dado que de una «batería» integrada inicialmente por seis personas, se logró establecer la identidad de veinte personas más.
Con todo, los agentes fueron capaces de diferenciar a cuatro «baterías» distintas de criminales georgianos dedicadas al robo con violencia en domicilios, nacidas de los primeros investigados. Algunas de ellas se pudieron desarticular mientras duró la instrucción, como pasó con la que operaba en Madrid, entre diciembre de 2016 y febrero de 2017.
Ahora son, precisamente, estos seis ladrones iniciales, la batería de delincuentes que está siendo juzgada esta semana en la sección sexta de la Audiencia Provincial de Barcelona.
Modus Operandi: los marcadores
Gracias a la investigación llevada a cabo durante meses y que finalizó en febrero de 2017, los agentes pudieron identificar el modo como las distintas baterías de ladrones efectuaban sus asaltos.
Así, en cuanto a cómo efectuaban los robos, los investigadores aseguran que se hizo uso del método del «marcador». En primer lugar y como se desprende de la investigación policial, los investigados realizaban un estudio de la zona urbana donde querían desarrollar su actividad delictiva, entrando en los portales de las fincas con la finalidad de observar qué tipo de cerradura había en las puertas de los pisos. Una vez se identificaban las cerraduras de interés, los asaltantes señalaban las puertas con dichos marcadores —pequeñas tiras de plástico transparente—, que colocaban en los marcos de las puertas con la finalidad de conocer si los moradores se encontraban o no dentro del inmueble. Los pisos marcados eran denominados como «chicas» y eran objeto de vigilancia constante por parte de los asaltantes.
Determinado el momento idóneo, los investigados se dirigían hacia el objetivo, procurando todo tipo de prevenciones. Una de las más destacadas era que escondían sus herramientas cerca del piso que iban a asaltar para evitar los desplazamientos con ellas encima. Así, si eran identificados no podrían encontrar con ellos las herramientas con las que habían entrado en los domicilios.
Durante la comisión del robo, no dejaban de mirar en ninguno de los rincones del piso asaltado. El objetivo principal del robo eran el oro, dinero y joyas y, secundariamente, los objetos de electrónica (tablets, ordenadores portátiles, etc).
Estructura jerárquica y compleja
Según los datos que maneja la policía catalana, los asaltantes eran plenamente conscientes de cómo y a quién debían vender todo aquello que robaban. Con el dinero que obtenían a cambio, una parte iba a sus familias, en Georgia, y la otra, a una caja común de la «batería», dirigida por la figura del «kurdi». Entre los años 2014 y 2016, los detenidos realizaron un total de 17.244 euros en envíos de dinero. La recopilación de llamadas telefónicas entre los investigados también sirvió para acreditar la aportación realizada por miembros de la organización a la caja común o oshback.
En cuanto a la figura del «kurdi», dos de ellos, identificados a partir de las escuchas realizadas, se encuentran en prisiones de Bélgica y Francia, pero se pudo demostrar la comunicación o el contacto, a partir de terceros, entre las baterías que operaban en Barcelona y sus líderes.
Además, se tiene constancia de que los líderes de estas baterías reclutaban a jóvenes en Georgia que luego eran enviados a distintas ciudades españolas, entre ellas Barcelona. Para evitar que fueran reconocidos y facilitar la actividad delictiva, los investigados usaban identidades falsas, tanto para poder acceder a nuestro país, como para circular por el mismo, como para poder volver a acceder a España en caso de ser expulsados.
Fin de la investigación
Finalmente, el 27 de enero de 2017, se procedió al primer registro, así como a ejecutar las primeras detenciones relacionadas con esta investigación. Se interceptaron herramientas, marcadores, joyas y dinero en efectivo, que sirvieron de prueba para incriminar a los más de 12 detenidos, seis de los cuales están siendo juzgados esta semana.
Todos ellos se acogieron a su derecho de no declarar y tampoco quisieron que los agentes les tomaran muestras de ADN. Los doce detenidos, que no eran los únicos investigados en el marco de esta macrooperación policial contra los ladrones de pisos, pasaron a disposición del juez de instrucción, en funciones de guardia, número 12, de Barcelona. Seis de ellos, los componentes de la «batería» inicial, son los que esta semana se sientan en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Barcelona.