La Audiencia de Barcelona ha condenado a 16 años y medio y a 17 años y medio de prisión, respectivamente, a dos jóvenes acusados de violar en grupo a una menor de 14 años en una masía aislada de Pineda de Mar (Barcelona), en marzo de 2018. Los sentenciados, además de ser condenados por un delito continuado de agresión sexual, también deberán cumplir condena por otro delito relacionado con la revelación de secretos por haber grabado con el móvil y luego haber difundido por las redes sociales la agresión contra la menor.
En su sentencia, la sección décima de la Audiencia de Barcelona impone, además, la prohibición de comunicarse con la víctima durante los diez años posteriores a su estancia en prisión y la libertad vigilada, también durante una década, tras cumplir su pena de cárcel. En concepto de indemnización por los daños morales, las secuelas y el mes y medio que tuvo que permanecer ingresada en el hospital tras un intento de suicidio derivado de la difusión de las imágenes, los acusados deberán hacer frente a un pago conjunto de 32.250 euros.
Fue violada en presencia de 10 menores
La agresión sexual múltiple ocurrió el 22 de marzo de 2018 en una masía abandonada de Pineda de Mar, a la que no se podía acceder en vehículo y donde una decena de jóvenes —entre ellos los dos condenados— condujeron a la fuerza a la menor, que entonces tenía 14 años, para violarla por turnos, y luego publicaron algunas imágenes de la agresión sexual en las redes sociales.
El día de los hechos, los dos sentenciados se enteraron «de que había una menor realizando felaciones en las proximidades del centro». A la llegada de los dos acusados, éstos dirigieron a todos los presentes, que no sabían dónde iban, a una masía abandonada, alejada de la población. Una vez ahí, los dos acusados «compartiendo el mismo ánimo de satisfacer su deseo sexual […] rodearon a la menor, sabiendo que tenía menos de dieciséis años y, en presencia de otros 10 menores de edades comprendidas entre los 14 y los 15 años y con el propósito de obtener una satisfacción sexual, menoscabando su libertad sexual, le bajaron los pantalones, la agarraron de las manos y empezaron a violarla por turnos».
Difundieron los vídeos por Instagram
A la vez que sucedía la agresión, uno de los acusados sacó su teléfono móvil y empezó a grabar la violación, mientras se escuchaban comentarios vejatorios contra la menor y se aprecia como los dos sentenciados la obligaban a seguir, pese a su negativa. La sentencia añade que, posteriormente, pasadas un par de horas del mismo día y «teniendo pleno conocimiento de que la menor no había consentido la grabación, ni desde luego su posterior difusión», el acusado que grabó la escena subió un vídeo de una felación a su perfil de Instagram, «en el apartado de las historias, contado con más de 800 seguidores pudiendo acceder cualquiera de ellos a su contenido, siendo retirado el vídeo unas horas más tarde por la propia red social debido su contenido».
Cuando los jóvenes creyeron haber sido descubiertos, pues se ha probado que oyeron las sirenas de un coche de Policía, todos los presentes huyeron corriendo del lugar, dejando a la menor sola en la masía, quien volvió andando hasta el centro de la ciudad pidiendo auxilio.
La joven sufría un trastorno de personalidad
En su sentencia, la sala destaca que la menor «se sintió absolutamente sola en una casa abandonada», a la que solo se podía acceder por un agujero en las ventanas, lejos de la población de Pineda de Mar y «donde nadie podía oírla, aunque gritara».
Se considera probado que «la menor, como consecuencia de la conducta y actitud de los acusados y los menores intervinientes que la rodeaban, gritó en varias ocasiones y, al saber que no la podían escuchar, adoptó una actitud de sometimiento, al sentirse amedrentada […] y en un lugar apartado donde no podía recibir ningún tipo de ayuda de terceras personas».
Además, la sentencia destaca que «al tiempo de producirse los hechos, sufría un trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo, trastorno de personalidad no especificado, dificultad de aculturación y trastorno de adaptación con alteración mixta de las emociones y de la conducta y episodios de depresión mayor».
Graves secuelas emocionales
A consecuencia de la violación, la joven estuvo ingresada durante un mes y medio en el hospital, sufrió estrés postraumático y se provocó autolesiones. «El día anterior a su ingreso hospitalario, ingirió 20 comprimidos de diazepam de 5 mg y se infringió heridas superficiales en brazo. Como secuelas, a consecuencias de la agresión sexual continuada sufrida y de la difusión en redes sociales de un video de las mismas, sufrió síndrome por estrés postraumático moderado», se especifica en la sentencia.
En total, participaron más de diez violadores, pero por el momento solo se ha podido identificar a los dos adultos condenados y a otros dos menores que han seguido un proceso paralelo. La Fiscalía pidió una condena de 81 años y medio de cárcel para uno de los acusados y de 43 años y medio para el segundo, al atribuirles varios delitos de agresión sexual, si bien la Audiencia les rebaja la condena al considerar que cometieron un delito continuado, lo que atenúa la pena.