La madre que el 30 de diciembre de 2019 mató su hija de 10 años, ahogándola en la bañera después de haberle hecho ingerir 80 pastillas disueltas en agua, podría enfrentarse a prisión permanente revisable.
Este jueves, ha tenido lugar en el juzgado de instrucción, número 1, de Girona, la audiencia para concretar la imputación de la mujer. Éste es el paso previo para cerrar la investigación, que el fiscal y las partes presenten sus escritos de conclusiones provisionales y que el caso llegue a juicio en la Audiencia de Girona, donde lo juzgará un tribunal popular.
El fiscal, Enrique Barata, imputa a la madre un delito de asesinato (artículo 140.1 del Código Penal), porque la víctima era menor y especialmente vulnerable. La acusación recoge que los peritos concluyen que la mujer no tenía las capacidades afectadas por un trastorno mental. La defensa ha pedido la declaración de uno de los psiquiatras en el juzgado y recuerda que la investigada había ingresado varias veces en unidades de salud mental. La acusación particular, en nombre del padre de la víctima, se ha adherido a la petición del fiscal.
Drogó a su hija y la ahogó
Según recopila el relato de los hechos de la acusación pública, el 30 de diciembre pasado, la mujer fue a recoger su hija, de 10 años, a clases de mecanografía, y fueron hacia casa, a un piso del número, 28, de la ronda Ferran Puig, de Girona. Una vez allí, la investigada disolvió 80 comprimidos de Lormetazepam (un ansiolítico) que tomaba por prescripción médica y se le hizo ingerir a la menor.
Fue la misma investigada quién explicó que convenció la niña para que se tomara la medicación, asegurándole que le iría bien para el dolor de garganta. Cuando la niña se quedó dormida y en un estado semiinconsciente por el efecto de la medicación, la madre la cogió en brazos y la sumergió en la bañera. Según el fiscal, la sujetó durante unos diez minutos bajo el agua hasta que comprobó que la menor no tenía signos vitales.
Confesó el crimen a un periodista
El fiscal sitúa la hora del crimen hacia las dos de la tarde. Unos veinte minutos más tarde, la mujer confesó los hechos a un periodista del Diari de Girona, a través de las redes sociales, mantuvieron una conversación y, posteriormente, avisó a dos vecinas del edificio. Los servicios de emergencias recibieron el aviso a las 15.04 horas. Hasta el piso, se desplazaron efectivos de los Mossos d'Esquadra y del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), que intentaron reanimar a la niña y la trasladaron al hospital Josep Trueta, donde no pudieron salvarle la vida y, finalmente, certificaron la defunción.
Plenas facultades mentales
La Fiscalía recoge los dictámenes periciales resultado de la evaluació a la investigada y concluyen que, en el momento de los hechos, no tenía las capacidades cognitivas afectadas por un trastorno mental. La mujer tenía antecedentes psiquiátricos y, durante los últimos seis años, había ingresado varias veces en unidades de salud mental. Aun así, los informes apuntan que no tenía las facultades alteradas y que planificó el crimen yendo a comprar, el mismo día, varias cajas de medicación.
La defensa, encabezada por el letrado, David Muñoz, ha solicitado la declaración al juzgado, del perito del centro penitenciario que ha emitido un informe evaluando las posibles alteraciones psíquicas de la investigada. El letrado recuerda que la mujer tenía diagnosticado un trastorno y el objetivo de la declaración en fase de instrucción es profundizar en cómo podría haber afectado éste en el estado mental de la investigada, en el momento de los hechos.