Quezada quería la recompensa por Gabriel

Ana Julia Quezada y el padre de Gabriel en un momento de la búsqueda del niño
photo_camera Ana Julia Quezada y el padre de Gabriel en un momento de la búsqueda del niño
Según la Guardia Civil, la asesina confesa frotó la camiseta del pequeño que simuló haber encontrado en una batida contra el suelo, para "provocar" una mancha de barro y aparentar que había estado bajo la lluvia.

La Guardia Civil cree que Ana Julia Quezada, acusada por la muerte de Gabriel Cruz, quiso cobrar la recompensa que los padres del niño ofrecían tras su desaparición, según ha declarado este jueves durante la vista oral contra ella el comandante Montero de la Unidad Central Operativa (UCO).

"Parece una persona a la que le gustaba el dinero" y, además del asesinato del niño, "no sabemos si buscaba cobrar un dinero. Es macabro pero parece que por ahí iba la cosa". Cabe recordar que Quezada insistió en que se debía aumentar el importe de la recompensa, que la familia había fijado en 10.000 euros.

Sobre el móvil económico, ha apuntado que era una posibilidad porque "no había nada" que dijera que Gabriel estaba muerto, pero cada día que pasaba "caía una losa de realidad" encima y "nunca llegó una solicitud de dinero".

Recorrido absurdo

Los Guardias Civiles que han declarado hoy, han explicado cómo Quezada llegó a la finca familiar y, tras desenterrar el cadáver del niño, lo llevó "acunado en brazos" hasta el coche, realizando después un recorrido "totalmente ilógico, sin aparente sentido" hasta la casa de Ángel Cruz en Vícar, donde fue interceptada.

Un agente del Servicio Cinológico ha explicado que dos canes marcaron el mismo recorrido realizado por Ana Julia en la finca donse presuntamente dio muerte al niño y ha señalado que durante la reconstrucción de los hechos realizada junto a la acusada, los perros hicieron dos marcajes en el interior de la vivienda, en un cubo y una fregona, así como en un "punto concreto del suelo". Posteriormente, en una pasarela de madera del jardín, los canes señalaron un punto en el que podía haber restos de sangre. "Los dos marcan el mismo punto", ha incidido el agente.

Por su parte, un capitán de la Sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha indicado que Quezada nunca dio explicaciones "muy lógicas" sobre lo que había hecho en la finca el día que desapareció Gabriel, aunque lograron ubicar sus movimientos por repetidores de telefonía.

Tiró la ropa a un contenedor

Otros dos agentes de la Policía Judicial de Almería han apuntado que la acusada arrojó la ropa que le había quitado al pequeño tras matarlo en un contenedor de la barriada almeriense de Retamar, seis días antes de ser detenida en Vícar (Almería), a dónde se trasladó "mintiendo" a la familia, a la que dijo que iba a tomar un café.

Dos guardias civiles más han indicado que frotó la camiseta del pequeño que simuló haber encontrado en una batida contra el suelo para "provocar" una mancha de barro, según la Guardia Civil para aparentar que había estado bajo la lluvia, debido al mal clima que hubo en la zona durante las jornadas de búsqueda.

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