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El Supremo condena al ex subdelegado del Gobierno de Catalunya por amparar a la mafia georgiana

Eduard Planells ha sido condenado por prevaricación y tráfico de influencias | EFE
photo_camera Eduard Planells ha sido condenado por prevaricación y tráfico de influencias | EFE

El Supremo inhabilita a quien fue subdelegado del Gobierno en Catalunya entre 2004 y 2007 por firmar expedientes de extranjería ilegales de personas vinculadas con la mafia georgiana cuando coordinaba los Servicios Periféricos en la Oficina de Extranjería

Han pasado 16 años desde que el juez Fernando Andreu de la Audiencia Nacional ordenó en 2007 detener a Eduardo Planells, ex subdelegado del Gobierno de Catalunya entre 2004 y 2007, por su presunta relación con la operación Avispa, la mayor e histórica investigación judicial y policial contra la mafia ruso-georgiana instalada en España.

Planells favoreció trámites de extranjería al líder de la organización criminal

Según la investigación, Planells tuvo un trato de favor "arbitrario e injustificado" con dos ciudadanos vinculados al grupo de mafiosos georgiano Kutaiskaya, cuando coordinaba los Servicios Periféricos en la Oficina de Extranjería.

Concretamente, y según consta en la sentencia, ahora ratificada por el Tribunal Supremo, el acusado firmó expedientes de extranjería ilegales favoreciendo: al capo de la organización criminal, el ‘Ladrón de Ley’ (o Vor v Zakone) Tariel Oniani -- actualmente encarcelado en Rusia y pendiente de extradición para ser juzgado en España --; y a uno de sus hombres en Barcelona, Malchas Tetruashvili.  A Planells y Tetruashvili les presentó, e intercedió entre ellos, el político Antonio Fernández Teixidó.

5 años de inhabilitación

De este modo, el Supremo confirma la condena contra Planells a 5 años de inhabilitación para empleo o cargo público y a 6 meses de prisión, sustituidos por multa de 2.880 euros, al entender que quedan probados los delitos de prevaricación continuada y tráfico de influencias.

Asimismo, la Audiencia de Barcelona condenó a 2 años de prisión por esos mismos delitos a Malchas Tetruashvili. Sin embargo, este último, que también fue condenado por blanqueo en otra causa que nació de la mencionada operación Avispa, no presentó recurso de casación ante el Tribunal Supremo.

Tetruashvili jamás entregó sus antecedentes penales

De forma más específica, los hechos probados recogen que Planells desarrolló conductas en beneficio de Malchas Tetruashvili y personas relacionadas con él, de forma que este último consiguió un beneficio económico que no pudo ser determinado”.

La sentencia explica también que quedó acreditado que dio el visto bueno a solicitudes de permisos de residencia realizadas por la ONG OPAC y que, además, existió trato de favor hasta en cinco expedientes relacionados con empresas o personas vinculadas con Tetruashvili, “bien porque el mismo Planells adoptó resoluciones a sabiendas de su ilegalidad o bien porque influyó en los funcionarios encargados de los expedientes”.

Entre las irregularidades que presentaban los expedientes firmados por Planells, el TS destaca que Tetruashvili jamás presentó la documentación relativa a sus antecedentes penales. Por lo que no hay dudas de las “arbitrariedad” con la que procedió el ex subdelegado del Gobierno de Catalunya al firmar ciertos documentos a pesar de su “palpable ilegalidad”.

Una consecuencia más de la operación Avispa

Con todo, cabe recordar que Planells fue detenido en julio del 2007. Junto a él fueron arrestados otras personas, dos de ellas funcionarias de la subdelegación del Gobierno en Barcelona. Planells había dejado su puesto como subdelegado un mes antes y fue contratado por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones. El juez de la Audiencia Nacional decretó su libertad provisional, al igual que a los otros tres acusados.

Dichas detenciones, como ya se ha especificado, nacieron de la conocida operación Avispa, cuya primera fase se ejecutó en 2005 e iba en contra de los mafiosos georgianos instalados en Catalunya. Según la investigación, en la que participaron distintos cuerpos policiales españoles y extranjeros, los mafiosos habían creado una verdadera industria criminal gracias a la ganancias obtenidas por el tráfico de drogas, blancas y armas. Los sicarios de Oniani, el “Ladrón de Ley”, habían comprado decenas de restaurantes en el centro de la ciudad y en Las Ramblas de Barcelona con lo que se disponían a blanquear el dinero del crimen.

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