La víctima de violación múltiple de La Manada de Manresa declaró este lunes en la sección 22 de la Audiencia de Barcelona. La joven, de 17 años, violada cuando tan solo tenía 14, prestó declaración “protegida” por un biombo para evitar cualquier tipo de contacto visual con los siete acusados, quienes escucharon con la mirada clavada en el suelo el desgarrador discurso de la chica. Hoy en día, casi tres años después de esa noche infernal, la menor sigue con tratamiento psicológico.
“Tengo flashes” reconoció la joven ante el tribunal. “Me sentí intimidada y atemorizada por la pistola (de fogueo) y por ellos”, explicó ante el tribunal”. Este es un aspecto relevante que hasta hoy no había aparecido en el juicio y que puede motivar que al finalizar la vista los siete jóvenes puedan ser acusados de un delito de agresión sexual, que requiere de intimidación y violencia, en lugar del delito de abuso sexual que se les imputa ahora.
No eran absolutos desconocidos
La joven, que de entrada reconoció que había bebido y fumado marihuana, admitió no recordar todo lo que sucedió esa noche en la fábrica abandonada de Manresa. Una amiga, quien atemorizada vivió todo lo que le hicieron a su amiga, fue quien le contó qué había pasado, afirmando que seis de los siete acusados la violaron por turnos de 15 minutos, mientras que el séptimo se masturbaba sin impedirlo.
Los hechos se remontan a la noche del 29 de octubre de 2016, cuando seis hombres de 19 a 26 años y otro de 39 presuntamente abusaron sexualmente de la chica, que tenía 14. Mientras uno miraba, masturbándose, el resto, según el relato de la menor y otros testigos, la violaron en una caseta abandonada en el camino de la Torre d'en Vinyes en Manresa (Barcelona).
Del escrito de acusación de la Fiscalía se desprenden los detalles de aquella noche, que comenzó con un botellón improvisado sobre las 22:00h. Una veintena de jóvenes, muchos de ellos menores, se reunieron en una vieja fábrica, situada en una zona aislada cerca del campus universitario de la comarca.
La joven víctima reconoció que conocía a los acusados de haberse encontrado otras veces en dicha fábrica.
Sus terribles recuerdos
La adolescente relató que Bryan Andrés —quien supuestamente incitó a la cadena de violaciones— le dijo que tenía que hacerle una felación a él y a Maikel Pascual, alias Cuba, (ambos acusados). "Lo tuve que hacer porque Maikel y Bryan se pasaban una pistola [que en ese momento la víctima no sabía que era de fogueo]. “Otro flash es que yo estaba llorando en el suelo y tenía a alguien con gafas encima. Creo que era el Negro (Yordanis de Jesús). Había mucha gente masturbándose”, prosiguió la víctima, acompañada de su psicóloga.
Una amiga de la joven, quien declaró también protegida tras el biombo, especificó que entró en la caseta donde estaba la chica y distinguió que “todos estaban de pie y sin pantalones. Ella en el suelo y 'el Cuba', encima penetrándola”. “Chupa y traga”, le dijeron. Ella no podía ni andar”, aseguró, y, por lo tanto, no podía escaparse de lugar. En la puerta estaba un tal Marcos, otro de los procesados.
Amenazadas por los violadores
Al finalizar la horrible escena, la amiga aseguró ante el tribunal que “querían tirarla al río, pero me dejaron llevarla a mi casa”.
Al día siguiente, prosiguió la víctima,“desperté en casa de mi amiga, desbloqueé el móvil y Bryan me llamó diciéndome que era una puta y que me había follado a todos”. Tanto ella como sus amigas recibieron amenazas si ponían una denuncia.
Este ataque también fue corroborado por otro testigo, mientras otro confirmó que en la fiesta había visto una pistola. Al día siguiente del suceso, la víctima fue a un ambulatorio para tomarse una píldora ante el temor de haberse quedado embarazada. Aún quedan varios testigos por declarar lo sucedido esa noche.
Con todo, la víctima, en aquella época, había abandonado los estudios, durante el día se trataba en un centro de su adicción al cánnabis y por un trastorno alimentario. Por la noche vivía en casa de su abuela con otros familiares y durante varios años estuvo bajo la tutela de la Generalitat.
La joven ha insistido en que no recuerda "casi nada" y que sospecha que la drogaron. Fue al forense tres días después de la agresión porque sus amigas le alertaron de que pudo haber sido sometida a una violación en grupo en fases: 15 minutos cada uno de los seis agresores.
En los pasillos de la Audiencia
Los acusados llegaron puntuales ayer a primera hora a la Audiencia de Barcelona. La mayoría de ellos tapando su rostro. Bryan Andrés, el acusado de instigar la cadena de violaciones, no tapó su cara a las cámaras de televisión y acudió a la vista –como en las anteriores sesiones- acompañado de su pareja que está embarazada y a pocas semanas de dar a luz. La compañera de Bryan no cree a la víctima.
El juicio continuará el próximo viernes con la declaración de otros testigos y de los Mossos d’Esquadra que intervinieron en el caso. Este lunes por la mañana, antes de que entraran los acusados, decenas de personas convocadas por la plataforma contra la violencia de género protestaron con carteles que rezaban: “No es abuso, es violación”.
La Fiscal podría, el próximo viernes, modificar la calificación y solicitar que se condene a los imputados por agresión sexual, un delito que conlleva penas de entre uno y cinco años de prisión. Si en dicha agresión se producen circunstancias agravantes como penetraciones, la actuación conjunta de dos o más personas o intimidaciones mediante armas, la pena podría fijarse entre los 12 y los 15 años de cárcel.