Tres condenas de prisión permanente para el asesino de Pioz

Nogueira durante el juicio | LASEXTA
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La Sala Segunda del Tribunal Supremo aumenta de una a tres las penas de prisión permanente revisable para el asesino de Pioz (Guadalajara). De este modo, no podrá lograr el tercer grado antes de cumplir, al menos, 22 años de cárcel.

La Sala Penal del Tribunal Supremo ha elevado de una a tres las penas de prisión permanentes revisables impuestas a François Patrick Nogueira por los asesinatos de su tío, la esposa de éste y los dos hijos de ambos, de tan sólo uno y tres años, en julio de 2016. Nogueira mató y descuartizó a sangre fría a sus parientes, llevando a cabo uno de los asesinatos más atroces que se han producido en España en los últimos años. 

Casi cuatro años después, los investigadores del caso todavía se preguntan qué motivos indujeron al joven a cometer tal monstruosidad. Él —el asesino— asegura que no sabe por qué lo hizo y como relata la periodista y escritora, Beatriz Osa, autora de Olor a muerte en Pioz: «Patrick ha llegado a pedir que no lo saquen de prisión porque lo volvería a hacer». Se trata, según los expertos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, de un «psicópata de manual». 

Cuarta pena de 25 años

El Supremo estima, con esta resolución, el recurso de la acusación particular, que fue apoyado por la Fiscalía, en relación con la condena de los asesinatos de los niños, elevando la de 25 años de prisión por cada uno de los menos, como estableció el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCM), a sendas penas de prisión permanente revisable, atendiendo a la hiperagravación derivada de la especial vulnerabilidad de estas dos víctimas.

El Alto Tribunal, por otro lado, confirma el resto de las penas establecidas por la sentencia de apelación, que eran de 25 años de prisión por el asesinato alevoso de la mujer y de prisión permanente revisable por el asesinato alevoso del hombre, por ser el último de los perpetrados cronológicamente. Además, acuerda que Nogueira no podrá obtener el tercer grado penitenciario o régimen abierto antes de haber cumplido un mínimo de 22 años de prisión. La suspensión de la ejecución del resto de las penas requerirá de un mínimo de 30 años de prisión.

Se desestima el recurso del acusado 

La sentencia, de la que ha sido ponente el presidente de la Sala, Manuel Marchena, desestima íntegramente el recurso del acusado, que defendía entre otros puntos que, en caso de confirmarse la calificación jurídica de asesinatos alevosos, debía imponerse una sola pena de prisión permanente revisable que englobara los cuatro crímenes.

El Supremo contesta que «carecería de sentido que la muerte de tres o más personas fuera castigada con la misma pena que la muerte de una persona susceptible de ser calificada conforme al artículo 140 del Código Penal». 

La Sala Penal deja sin efecto las dos penas de 25 años de prisión impuestas por el TSJCM por el asesinato de los menores y da la razón a la acusación particular e impone prisión permanente revisable por el asesinato de los niños, que prevé esa pena cuando «la víctima sea menor de dieciséis años de edad, o se trate de una persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o discapacidad». El Tribunal no cree que ello vulnere el principio non bis in ídem (que impide condenar dos veces un mismo hecho). 

El estado mental del asesino

El Jurado ya consideró en su momento y por unanimidad, que no estaba acreditado que Nogueira padezca un daño neurológico que alterase sus facultades en la toma de decisiones y que le afectase en la realización de los crímenes. «Si bien Patrick tiene una anomalía o alteración cerebral, ello no le limitaba ni de forma importante ni de forma leve, su capacidad de saber y entender lo que estaba haciendo y/o de actuar conforme a esa comprensión», señaló la sentencia de la magistrada-presidente del Jurado.

En este mismo sentido, Beatriz Osa ha señalado en varias entrevistas que «nadie, ni los investigadores ni los psiquiatras ni su familia ni siquiera su defensa, lo creen así. Para los primeros es un psicópata de manual, que distingue perfectamente el bien del mal y que no sufrió un arrebato, sino que planificó su crimen. Y para su defensa, Patrick cometió sus crímenes por tener un cerebro anómalo que le llevó a actuar de forma violenta o impulsiva. ¿Eso le convierte en loco? Si preguntamos al jurado que lo declaró culpable, claramente no». 

"Una representación teatro-judicial"

Retransmisión a un amigo, por WhatsApp

Como ya publicó este medio hace unos meses en honor a la publicación del libro de Osa, en él se revelan los detalles de la investigación y, por supuesto, del caso. Y algo que es especialmente llamativo es el hecho de que Nogueira relatara minuto a minuto lo que iba haciendo a través de WhatsApp. «Era la primera vez que sucedía algo así en la historia criminal, que alguien le cuenta a otro su crimen, y se jacta de ello con detalle. Y eso es lo que hizo Patrick en Pioz», explica la periodista y escritora. 

Decirle cosas como «estoy feliz de que no me importe» o «qué risa, los niños no corren, se abrazan antes de matarlos», junto con el hecho de que, tras asesinar a su tía y sus primos, esperara durante horas la llegada de su tío, para matarlo a él también, ayudaron a definir a Nogueira, tal como hace el capitán de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, José Miguel Hidalgo, como «un psicópata de manual». 

Marvin, el mejor amigo de Patrick, actualmente se encuentra entre rejas en Brasil acusado de ser «colaborador virtual» del asesino de Pioz. 

Aislado en Estremera 

Patrick volvió de Brasil, donde huyó tras el macabro suceso, para ser juzgado en España. Desde que se dictó su culpabilidad, Nogueira fue trasladado a la prisión de Estremera, en Madrid, donde pasa los días, en soledad, en un módulo de aislamiento. No es fácil acercarse a él. Tal como cuenta Osa en su libro, incluso para cortarle el pelo hay que seguir un protocolo muy específico, obtener permiso y hacerlo a través de las rejas.

A los 17 años, el joven Nogueira ya había apuñalado a un profesor de su instituto, que logró salir con vida, «porque no le gustaban las bromas que le hacía». Luego, pasó lo de sus tíos y primos. En ningún caso ha mostrado ningún sentimiento de culpa. Quizá por eso, pide que no se le deje salir de prisión, porque tiene claro que lo volverá a hacer.

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