Los hechos ocurrieron en el años 2016 en la barcelonesa localidad de Sant Pere de Ribes.
Manuel Cardenal, de 39 años inició una relación sentimental con Sandra Jacas de 38. Ésta había finalizado recientemente una relación amorosa con José Solano.
Entre Solano y Cardenal saltaban chispas. Probablemente el primero no acabó de digerir que su amada rehiciera su vida sentimental con otra persona.
Primero, peleas
Efectivamente, empezaron las discusiones y amenazas entre ambos. La cosa iba subiendo de temperatura hasta que el día 31 del mes de mayo de 2016 los tres coincidieron en la vía pública y ambos hombres se enzarzaron a golpes.
La actuación de vecinos y transeúntes evitó que la cosa fuera a mayores, pero horas después los dos se volvieron a encontrar en las inmediaciones del domicilio de la mujer. Fue entonces cuando afloraron los cuchillos y las navajas.
Solano resultó muerto. Cuatro puñaladas segaron su esternón y su cuello.
Asesinato de manual
“Los condenados fraguaron un plan para matarlo”, reza la sentencia. El tribunal de la sección 21 de la Audiencia destaca el hecho de que la decisión de matar finalmente a Solano no fue casual ni espontanea. Sin embargo, los acusados durante la tramitación del sumario mantuvieron posiciones totalmente discordantes encaminadas a culpabilizar el uno al otro.
El tribunal llega a calificar de estentóreas las excusas que vierten los imputados y no tiene duda de que, como dictaminó el tribunal popular, se encuentran ante un asesinato de manual.
Pruebas lapidarias
Los jueces sustentan la imposición de la pena de 15 años para él y 17 para ella (él acabó confesando parcialmente y esto le sirvió como leve atenuante), por la incongruencia de sus declaraciones, los testimonios incriminatorios de diversas personas (que, por cierto, declararon bajo protección dadas las amenazas sufridas por los acusados) y por las pruebas documentales como por ejemplo los whasaps que Jacas envió a Solano pocos días antes de su muerte: “Deja a mi novio tranquilo y déjame tranquila. ¿Te estás enterando?”.
En otra conversación entre Solano y Jacas, Cardenal le coge el teléfono a su novia y amenaza directamente al ex novio: “¡Oye, ten cuidado. Cuando quieras, como quieras y donde quieras maricón!”.
Eliminar pruebas
La sentencia concreta, además, cómo la mujer intentó no sólo hacer desaparecer las pruebas o indicios del criminen sino que fingió mensajes de teléfono cruzados para despistar a los agentes policiales ante una eventual detención.
Ambos han entrado ya en la cárcel.