Su objetivo: degollar infieles. El «lobo solitario» detenido en Barcelona el pasado viernes estaba a punto de perpetrar un ataque terrorista, en pleno confinamiento. Según informaron fuentes de la Guardia Civil vinculadas con la investigación, el individuo, altamente radicalizado, pretendía salir con un cuchillo y degollar a cuantos encontrara a su paso.
Tras su detención y puesta —presencial— a disposición del juez, el magistrado de la Audiencia Nacional, José Luis Calama, ordenó este lunes prisión provisional, sin fianza, para el presunto yihadista detenido en el distrito de Ciutat Vella, de Barcelona. Se sabe que el hombre habría vulnerado el confinamiento decretado por el estado de alarma para, presuntamente, buscar objetivos.
El titular del Juzgado Central de Instrucción, número 4, de la Audiencia Nacional, que ha decretado el secreto de la causa, acordó, pues, su ingreso en prisión, a petición de la Fiscalía, por los delitos de enaltecimiento del terrorismo y autoadoctrinamiento, según han informado fuentes jurídicas.
Altamente radicalizado
La Guardia Civil detuvo a este ciudadano marroquí, seguidor de la organización yihadista, Dáesh, y profundamente radicalizado, en una operación conjunta con las autoridades marroquíes y el FBI estadounidense, y que, según destacó el Ministerio de Interior, ha permitido prevenir la comisión de un posible ataque terrorista. Además, presentaba, desde hace al menos cuatro años, indicios de su radicalización y afinidad a grupo terrorista.
Según la Benemérita, hasta el estado de alarma, el investigado vivía bajo «una apariencia de discreción, tanto en el plano físico como en el virtual, y en ningún caso lo identificaban como un actor crítico». Con el confinamiento, activó «de manera altamente llamativa y preocupante» —según la Guardia Civil— su proceso de radicalización.
Los especialistas antiterroristas «estaban muy encima de él» porque había adquirido un nivel de radicalización muy alto y temían que, en cualquier momento, pudiera pasar «a la acción». El seguimiento, además de físico en las últimas semanas, se centraba en su actividad en Internet.
Las principales hipótesis apuntan a que su reciente radicalización podría responder a llamamientos realizados desde la dirección de Dáesh para que los actores solitarios asentados en terreno occidental se movilicen y perpetren ataques en sus lugares de residencia.
Compartía piso con una mujer y su bebé
El presunto terrorista fue interceptado a primera hora de la mañana del viernes en un domicilio de la calle Josep Anselm Clavé, entre Passatge de la Pau y la calle Nou de Sant Francesc, en el distrito de Ciutat Vella. La Policía cortó el tráfico en la calle donde residía, en el corazón de Barcelona, y agentes del Instituto Armado registraron el domicilio hasta poco antes de las 12.00 horas. La Guardia Civil trasladó al detenido, a las 11.47 horas, en un furgón custodiado por tres vehículos policiales.
El presunto terrorista compartía piso —un piso okupado desde 2017— junto con una mujer y su bebé. La propia mujer fue quien reveló a la prensa que alquilaba una habitación de su vivienda al sospechoso yihadista.
En el mismo edificio, vive el concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona, Francisco Sierra, quien declaró a la cadena SER que nunca hubiera imaginado algo así en aquella vivienda okupada, aunque no le hubiera sorprendido que se utilizara para el narcotráfico.