
Lo que a continuación paso a relatar no es obra de ni Goebbles, ni de un hipotético ministro de Información o propaganda de Vox. Ni siquiera es obra de un becario trepa y meritorio que quiere hacer puntos ante su jefe político. Se trata de una actuación orquestada, descarada e inequívoca de determinados portavoces autorizados adscritos al Ministerio del Interior que, desde el pasado lunes día 10, están tratando de desactivar para a continuación desmentir, una noticia publicada en este medio digital sobre unas declaraciones efectuadas ante la concurrencia periodística por el ministro de Interior, Grande Marlaska a su paso por Barcelona, con motivo de los actos festivos del Día de la Policía.
Con su habitual educación y seriedad, la redactora de eltaquígrafo.com, Nuria González, rodeada de más de 20 compañeros de la prensa, le preguntó al señor ministro si tenía constancia de que la vicepresidenta del gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta, María Isabel Déu, había solicitado su comparecencia como testigo en el procedimiento penal abierto por la Fiscalía de Ceuta, a instancia de la denuncia presentada por la asociación L’ESCOLA AC, y que se instruye desde el Juzgado de Instrucción 2 de Ceuta, por la presunta devolución irregular de menores Marruecos el pasado mes de agosto de 2021.
El ministro, ante todos los medios de comunicación allí presentes, contestó que aún no tenía conocimiento de esa citación como testigo se hubiera llevado a cabo, pero que él, como cualquier ciudadano, estaba, dijo textual, “a disposición de la justicia para colaborar en lo que fuera requerido”. Se podía decir más alto, pero no más claro. El ministro respondió, pero pocos minutos después, cuando el aparato de comunicación del ministerio constató que tanto la pregunta como la respuesta corrían como la pólvora, se apresuraron a llamar a tantos medios de comunicación como pudieron para desmentir la existencia de dicha respuesta. Por otro lado, insisto, grabada por varios medios audiovisuales.
Compañeros de la radio pública, de prensa nacional y de la prensa ceutí, confirman estas llamadas tenebrosas e indignas de unos empleados públicos pagados no lo olvidemos, como el ministro, con nuestros impuestos.
Con todo, esa censura en diferido, siendo alarmante, no es lo más grave. Lo verdaderamente inaceptable es que se desprestigie el honor y la profesionalidad de Núria González. Esta abogada y redactora que trabaja en eltaquigrafo.com desde hace casi dos años no es “una infiltrada que se ha colado en la rueda de prensa” como dicen esos censores del Ministerio del Interior. No, señores, Núria no es una infiltrada, ni una espontánea, ni fue a reventar el spot publicitario que se quería marcar el ministro. González es una redactora que cumplió con su trabajo, mal que le pese a quien querría que los periodistas fuéramos borreguitos mansos dirigidos por un perro pastor de agradecido estómago.
Me cuesta pensar que un tipo de la trayectoria de Marlaska este al cabo de la calle de esto, la cual cosa de ser así, no deja de ser igualmente algo gravísimo y descorazonador.