Opinión

Xavier Espot: los nervios de un hombre “con suerte”

Opinión de Carlos Quílez e ilustración de Pepe Farruqo
photo_camera Opinión de Carlos Quílez e ilustración de Pepe Farruqo

El presidente del Gobierno de Andorra, Xavier Espot, sacó el dinero de sus cuentas en la BPA dos días antes de que el Gobierno ordenase la intervención del banco, ante la sospecha de que allí se estaba blanqueando dinero del crimen. Esto ocurrió en mayo de 2015 y dos años después, cuando la cosa trascendió y le preguntaron a Espot al respecto, dijo que fue casualidad, que sacó la pasta para comprarse un Porsche que tenía entre ceja y ceja desde hacía tiempo.

A eso se le llama tener suerte. Sí, señor. Si se llega a retrasar unos días, igual se hubiera quedado sin dinero.

Vamos por partes porque me da a mí que eso de las casualidades no existe.

Aquel día, Espot tuvo suerte, pero su familia, propietaria del grupo Perfumerías Júlia, aún más. Me explico. Resulta que en estos días, como se sabe, se está celebrando en Andorra el juicio por el caso BPA. Según el presidente del país, en una reciente y delatadora entrevista periodística, lo de la BPA fue una “masiva maquinaria de blanqueo de capitales”.

El fiscal, y por lo que se ve el Gobierno que preside Espot, ahora constituido como acusación particular en el caso, sostiene que las llamadas “operaciones de compensación”, en las que participaron diversos clientes del banco, pero de forma especial, el empresario chino Gao Ping, constituían la mecánica de un delito “de blanqueo masivo”. Gao Ping, dice el fiscal, blanqueó BPA a través de su testaferro Rafael Pallardó.

Pues bien, digo que la suerte acompaña a Espot porque su familia, la de las perfumerías, realizó diversas y cuantiosas “operaciones de compensación” de la mano del hombre de los maletines, Rafael Pallardó. Se trata de un dato empírico, objetivo. Ni Espot, ni ninguno de sus familiares vinculados a Júlia han sido acusados, ni mucho menos, se sientan en el banquillo estos días en Andorra.

Espot insulta a la inteligencia de sus conciudadanos

Pero no solo eso. El presidente del Gobierno de Andorra trata de influir descaradamente en el devenir de la sentencia que del Tribunal de Corts acabará dictando tras este juicio.  Es indigno, en términos políticos, e indecente, en términos personales, que el presidente del Ejecutivo se moje en una nada casual entrevista periodística y en pleno juicio a favor del sentido de una determinada sentencia. Como poco denota un manifiesto desprecio de Espot por la separación de poderes y una indignidad sólo comprensible por su evidente estado de nerviosismo. Y… ¿Por qué está nervioso, Espot?

Lo cierto es que esa entrevista con la que quiso echar agua fría al hervor de unos argumentos jurídicos y de unas evidencias factuales incuestionables que se van abriendo paso, le va a salir cara. Es lo que tiene no calcular el alcance de lo que haces o dices, sobre todo, si eres presidente de un país. Es lo que pasa cuando uno se deja vencer por los nervios.

 En la entrevista, Espot llegó a decir que los órganos de control (autóctonos o externos) que validaron las cuentas año tras año de la BPA, habían hecho unos dictámenes que no estaban bien. ¿No estaban bien? Y, tamaña irregularidad, ¿por qué no la denunció? Si la cosa es como dice Espot… ¿A qué esperan en sentar en el banquillo a los controladores, incluidos los del INAF que, por cierto, dijeron durante años que no existían las actas de control a BPA y resulta que ahora, en pleno juicio, han aparecido?

Vaya, vaya, vaya…

Cada vez tengo más claro que el origen de la intervención de BPA no fue la carta del Fincen alertando del blanqueo en Andorra, (ya lo había hecho un año antes y en el Principado no se movió un hilo), sino la maniobra orquestada por la Policía Patriótica española para obtener costase lo que costase información sensible sobre los Pujol, sobre Artur Mas y Oriol Junqueras. Se cargaron un banco (BPA) por el camino. (Por cierto, la causa al respecto contra Banco Madrid en España - filial de BPA - ha sido archivada y, según el propio Banco de España, allí no se blanqueó un solo euro.

Veremos lo que se acaba centrifugando en este juicio que el Tribunal de Corts andorrano dirige con guante de seda, pero con brazo de hierro. Pero me da a mí que hay más nervios fuera del banquillo que dentro.  Una condena dinamitaría las patas que sostienen el sistema financiero de todo un país, porque lo que hizo la BPA (bien o mal) lo hicieron los demás bancos. Si se dicta una absolución todo el mundo buscará cual fue la mano que meció la cuna. Y cuales fueron sus cómplices.

Sí, ciertamente es para estar nervioso…

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