
Un Gobierno que espía a políticos de otros partidos. Un Gobierno que ahora necesita de estos otros partidos para tirar adelante la legislatura. Un presidente que remite a la autoridad de los jueces, que son quienes deciden si se espía y a quiénes se espía. Una novela de espías. Una ministra que, en lugar de dimitir o ser destituida, sustituye a la mandamás de los servicios secretos con su mano derecha. Una broma de mal gusto. Un CNI desbocado, que hace y deshace más allá de las directrices judiciales. Un partido llamado ERC que comienza a arrepentirse de la apuesta por el diálogo. El teléfono del presidente y de dos ministros, infectados del virus pegasiano como vulgares humanos infectados de coronavirus. La posibilidad de que Marruecos esté tras estas escuchas. Una españolada.
Unos jueces que nos dicen en qué lengua hemos de escolarizar a los niños, pero que escriben como el más tonto de la clase. Un auto redactado en catalán por estos mismos jueces con decenas y decenas de faltas de ortografía, léxicas, de sintaxis (más de cuarenta). Traducciones literales dignas de un alumno de primero de ESO. Un lugar donde ya hace rato que somos bilingües. La posibilidad de unas clases de refuerzo de catalán (intensivas) en verano para estos jueces tan limitados.
Dos hombres de mediana edad observando el panel con el precio de la gasolina en una estación de servicio. Una leve brisa suavizando el silencio en mitad de la nada. Uno de ellos, comentando si subirá todavía más, si es eso posible. El otro respondiendo con un adónde vamos a ir a parar. El primero, concluyendo que al final tendremos que movernos en burro o en caballo, como antes. Ambos riéndose. Más vale reírse, dicen.
La enésima venida del freak show eurovisivo. Personajes insípidos y homicidamente aburridos cantando ñoñerías de Disney entre sonrisas anfetamínicas. Opción dos: tipos disfrazados de cosas aleatorias haciendo bailes raros. Una representante española con una letra sin contenido, vacile gratuito, onomatopeyas intrascendentes, bugattis y daddies y alusiones a tener dinero. Radiofórmula comercial prefabricada, fácil de tragar y sin atractivo alimenticio alguno. Una canción que, no olvidemos, se cargó el mensaje feminista de Bandini o la diversidad musical de las gallegas. Un dúo espantoso formado por Mika y Laura Pausini.
Una amenaza subrepticia, mientras tanto, la que afecta a todos, rusos, europeos y yanquis por igual. La Madre de Todas las Amenazas. La Madre del Cordero. La Catástrofe Ecológica. (En mayo, España ya ha agotado el presupuesto ecológico anual y ha gastado más recursos naturales de los que la Tierra es capaz de volver a generar en un año.) Un escalofrío recorriendo las columnas vertebrales de seres reflexivos. Torrentes de sudores fríos justo cuando comienza a subir la temperatura. Conocidos que aguardan el pistoletazo de las vacaciones para salir corriendo a coger aviones como quien coge la bicicleta, que cuentan sus viajes de Semana Santa a lugares lejanísimos.
En el apogeo de la primavera, toses, estornudos, moquitas, gripes y virus varios por doquier. Alergias y ojos enrojecidos. Efluvios telógenos oceánicos. Un compañero de trabajo que cuenta que lo evita atiborrándose de Finasteride. La imagen del hombre naranja Trump, que también se atiborra de Finasteride, que volverá en breves a repartir su diarrea mental por Twitter merced al perdón del todopoderoso Musk.
Una pandemia que no ha acabado. Gente que va a trabajar infectada de covid-19. Gente que no lleva la mascarilla en el transporte público. Gente que debería estar en la UCI un tiempo para aprender a tomárselo en serio, para aprender de una vez lo de la obligación de la mascarilla en el transporte público.
La sangre hirviendo. Un mundo alterado por el aumento de la frecuencia cardíaca. ¿Sabían que en primavera es cuando hay más brotes psicóticos? La eterna, sempiterna posibilidad del verano de la revolución sexual a la vuelta de la esquina. ¿Dónde está el Pegasus para ver sólo algunas cosas, para escuchar sólo lo bueno que pasa ahí afuera? Me lo instalaría en la versión premium. Pasearía atontado y feliz, con sonrisa olímpica incrustada en la jeta. La certeza de que más vale tomárselo todo con humor. Primavera.