Opinión

La Iglesia Católica, la gasolina que aviva el fervor del culto a la Santa Muerte

Un templo dedicado a la Santa Muerte en Michoacán | El Sol de Morelia
photo_camera Un templo dedicado a la Santa Muerte en Michoacán | El Sol de Morelia

Esta narración nace por un acto de fe desde el Centro de Rehabilitación Social, el CE.RE.SO en Juárez, Chihuahua (México), en su frontera con El Paso, Texas (EE.UU.), una cárcel para personas detenidas por narcotráfico, robo, secuestro, extorsión, etc.

Ahí residen organizaciones criminales como ‘La Línea’, que fue el brazo armado del Cártel de Juárez por un largo tiempo, ‘Los Mexicles’, la gente nueva, el bastión operativo del Cártel de Sinaloa, además de ‘Los Artistas Asesinos’, ‘Los Zetas’ y muchos otros.

Ahí, bajo todas las prohibiciones impuestas por la rigidez de los controles legales, lo poco que pudimos escuchar fue que un hombre, a pesar de estar encerrado, contaba con un teléfono móvil. Lo utilizó para llamar a su contacto en el exterior y ordenar la compra de 300 rosas, música de mariachi y un ritual de protección para la Santa Muerte. No conocemos su identidad, solo sabemos que es un capo recluido en este penal y que el poder que aún conserva le permite este tipo de privilegios en el mundo de afuera. 

"Sigue siendo el jefe y desde dentro manda", nos dijo una de sus empleadas que estuvo durante la ceremonia. 

En la avenida Zaragoza, cerca del Boulevard Juan Gabriel, a escasos kilómetros del muro fuertemente custodiado por las autoridades de inmigración estadounidenses, se encuentra el templo que nos abrió sus puertas para presenciar esta ceremonia de agradecimiento y culto a la Santa Muerte, a ‘La patrona’, a ‘La flaca’, como la nombran sus seguidores.

Entre velas y el humo de incienso, que tiene como propósito ambientar el santuario, fuimos testigos de un recital de canciones alusivas a la Santa Muerte. No lo leímos ni lo vimos en las redes sociales. Ahora vivimos en carne propia la experiencia de este culto que sigue creciendo a pesar de su prohibición.

Un culto de tintes ancestrales

Sandoval, con una sonrisa sincera y unos ojos verdes expresivos, nos dio una guía y nos explicó los pormenores de la celebración. Nos ofreció una charla informativa con enorme paciencia. A cambio, únicamente nos solicitó secreto periodístico por respeto a terceras personas. Aún así, nos abrió la puerta también de su vida, hablándonos sobre su educación y preparación en este tipo de asuntos místicos y esotéricos. "Yo no soy una improvisada en esto, he tenido años de aprendizaje por maestros que a su vez aprendieron de nuestros ancestros".

“La Santa Muerte también es venerada por sacerdotes y políticos en nuestro país. No sé por qué no quieren que este tipo de culto sea legal”, añadió la mujer mientras encendía unos velones, que colocó como encargada del templo.

En ese momento, las letras de las canciones se fundieron con el sonido de las trompetas. En los botones dorados de los trajes de los mariachis se reflejaba el rostro de más de 18 imágenes cadavéricas que permanecen en este templo de Ciudad Juárez. Por más de una hora los músicos deleitaron a los allí presentes y provocaron la mirada de los curiosos que permanecían en el tráfico vehicular de una de las avenidas más transitadas de la ciudad.

Sandoval, también nos explicó que la lectura y la capacidad memorística juegan un papel importante en su trabajo. Tomó un grueso libro que parecía sacado de una película y, con una voz potente, comenzó un ritual de protección para la persona que está cumpliendo su condena.

Al lado de un pentagrama de colores formado por lazos finos de tela que dibujaban una estrella de cinco puntas, con velones, el lugar cobró una energía indescriptible que logró un silencio que jamás había presenciado antes. En el altar se le realizaban ofrendas de tequila, chocolates, cigarros y flores.

12 millones de fieles a La Santa Muerte

Cabe mencionar que la similitud con cualquier ritual católico es notoria, inclusive la mención inicial que invoca a la Santísima Trinidad. De hecho, Sandoval nos mencionó que es necesario pedirle permiso a Dios para que la Santa Muerte nos ayude, pero, primero debemos darle la autoridad a él. “Por esta razón la gente desvirtúa el culto, piensa que somos satánicos y que "La Niña Blanca" es una herramienta para hacer maldad”, explicó.

De alguna forma, la cosmovisión de los pueblos originarios está presente. El culto a la Santa Muerte mezcla el catolicismo con ceremonias que los originarios realizaban a sus deidades.

En el México actual, el que consumió la violencia, la nación que vive la decadencia de la soberanía a causa de la corrupción y la impunidad, estas manifestaciones de fe han cobrado una fuerza sin precedentes. Aunque no haya cifras oficiales, según datos que encontramos en el portal México desconocido, este incremento asciende a unos 12 millones de seguidores en todo el continente de América, datos obtenidos a su vez de una fuente rusa.

Las palabras de Octavio Paz recogidas en su obra El Laberinto de la Soledad, se dieron cita en la redacción de este breviario periodístico. "Nuestra muerte ilumina nuestra vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo nuestra vida. Hay que morir como se vive. La muerte es intransferible, como la vida. Si no morimos como vivimos es porque realmente no fue nuestra vida que vivimos: no nos pertenecía como no nos pertenece la mala suerte que nos mata. Dime cómo mueres y te diré quién eres."

Una resistencia contra la rígida moral católica

Como conclusión, desde la mirada de antropólogos y psicólogos estudiosos de las masas y del comportamiento social, La Santa Muerte es síntoma de la explotación y la necesidad contundente de humanización en esta modernidad pervertida por el Dios dinero y los estereotipos de la belleza con intereses de consumo.

Además, señalan que también el cristianismo y sus inalcanzables contenidos basados en un rígido ideal moral generan la represión, la normalidad ficticia donde no caben los homosexuales y las lesbianas, los sicarios, los pobres y los desamparados que son, y han sido, utilizados por las religiones y los políticos para llenar sus cuentas de banco a través de la caridad y la venta de la salvación de las almas.
La razón de su crecimiento se halla en la misma prohibición. Los grupos más estigmatizados por las élites conservadoras se vuelcan en este culto como una resistencia social y política al orden establecido por el grupo de poder. La Santa Muerte es el nuevo símbolo de unidad de un pueblo que desafía a la institución más antigua y poderosa del planeta: la Iglesia Católica.

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