
Con motivo de la preparación de una cátedra sobre criminología social para los chavales de la universidad, revisaba datos sobre los narcocorridos alusivos a la actividad de los cárteles de la droga y analizaba la música regional mexicana. En ese momento, recibí en mi móvil una información de primera mano, que poco después inundaría las redes sociales, sobre un decomiso histórico en Ciudad Juárez. Esta ciudad, ubicada al norte de México y que hace frontera con El Paso (Texas), se ha convertido una de las ciudades más importantes del sur de los Estados Unidos.
Se trataba de una incautación masiva de fentanilo, una substancia cincuenta veces más potente que la heroína. En el decomiso también se intervino cristal (metanfetamina), heroína, marihuana y mucha pasta. Más de mil millones de pesos mexicanos, equivalentes a unos cuarenta y siete millones de euros.
Teniendo en cuenta que un euro equivale, aproximadamente, a 24 pesos mexicanos, si esta droga hubiese llegado a los distribuidores, los traficantes hubiesen engrosado sus cuentas con una cifra desorbitada de dinero. Las 8.810 libras de fentanilo hubiesen sido suficientes para la producción de cuatro millones de pastillas con un precio en el mercado de unos 1.200 millones de pesos mx (unos 49 millones de euros).
Con las más de trescientas dosis de marihuana se hubiesen asegurado unos 22 millones de pesos (lo que hace casi un millón de euros). La heroína, suficiente para unas 60.000 dosis, les hubiese reportado 3 millones seiscientos mil pesos (otro cuarto de millón de euros) y con el cristal se hubiesen embolsado más de 26 millones de pesos (o lo que es lo mismo, más de un millón de euros). En total, esta droga rondaría un valor en el mercado ilegal que supera los 1.000 millones de pesos mx, (unos cincuenta millones de euros).
Los protagonistas de esta histórica redada fueron la Policía Local en coordinación con el ejército mexicano y la Fiscalía General de la República. Al parecer, según los telediarios, una llamada anónima alertó sobre el abandono de un camión de carga en el que había, aparentemente, material de construcción. Sin embargo, cuando llegaron los policías y realizaron la inspección del vehículo con la ayuda de la unidad canina, enseguida detectaron que, en el interior, había almacenada una gran cantidad de droga.
En un intento de visualizar esta ingente cantidad de dinero me di cuenta de que esta cifra cubre el presupuesto de algunos de los países más pobres del mundo. Me refiero a los del continente africano. Así que, sin duda, la operación supone un récord histórico en cuanto a la incautación de sustancias estupefacientes. Los datos son suficientes para rendirle el merecido respeto a quienes dieron este golpe a las redes del narcotráfico en México. ¡Tremenda hostia!
Han pillado a varios delincuentes, no de poca monta. Se trata de los verdaderos adalides de los cárteles aquí, en Juaritos. El responsable de su detención es el Comandante Aldo Iván Sáenz Tocoli, un máquina, un tío joven que no da tregua al tráfico de armas y drogas en la frontera con los Estados Unidos. Él, junto a los miembros de su departamento de inteligencia, ha logrado este récord histórico. Su impecable carrera ha dado sus frutos en la sociedad juarense y su juventud y estrategia se han hecho un hueco en el sistema. Todo un ejemplo a seguir.
Las preguntas a Sáenz Tocoli no se han hecho esperar: “¿Será otra Ciudad Juárez después de este decomiso histórico?”. La respuesta del Comandante fulminó una segunda respuesta “Cada una de las dosis que hubiesen llegado a las manos de niños, jóvenes o adultos, es una posibilidad de violencia familiar, de robos con violencia, suicidios u homicidios. Es un ser humano que se destruye. Por eso, juramos proteger y servir a nuestra patria y hacemos este juramento para siempre.”