
Es curioso que a los enemigos de lo ajeno, a los que carecen de escrúpulos cuando se trata de meter la mano en el bolsillo de los ciudadanos, a los que no tienen ningún respeto por los perjuicios y el daño que causan con sus acciones corruptas, a estos despreciables personajes lo que más les preocupa, a todos sin distinción, sea que les toquen su patrimonio.
Y sabiendo esto ¿cómo es que no se legisla con contundencia para hacerles daño donde más les duele? Sería interesante comprobar la reacción de Villarejo si viera peligrar su multimillonario patrimonio obtenido con la permisibilidad de los aparatos del estado, cantaría por bulerías ante esa amenaza si fuera real. Y como él todos.
Quizá sea ese el problema, el miedo a esos cantes por bulerías lo que hace que tanto PSOE como PP voten hasta en dos ocasiones en contra de la comparecencia de Villarejo en la comisión de investigación del Congreso. Pánico escénico. Las cloacas del Estado no son una parida de cuatro policías corruptos.
La connivencia entre la práctica política de algunos partidos, caso Gurtel, caso ERES en Andalucía y la corrupción ha hecho que ésta penetre en los aparatos del Estado, administración central, autonómica y local provocando lo que ya es una realidad, la italianización de las administraciones públicas de nuestro País.
Estos días se anuncia como un hecho probado la práctica organizada de las grandes empresas de obra pública manipulando de forma corrupta la adjudicación de los contratos, se anuncia como un hecho novedoso, un descubrimiento colosal fruto de la intensa investigación, cuando en realidad eso lo sabían en nuestro país hasta los niños y niñas de primero de ESO.
En cualquier caso el afloramiento público de estas prácticas lo que demuestra es la consolidación de unas realidades mafiosas estables, incluidas sus estructuras de funcionamiento, nada que ver con los “hechos” aislados sostenidos por algunos partidos cuando son ellos los afectados.
Si uno analiza el contenido de las propuestas de los grandes partidos de nuestro País, verá cómo el discurso camina por un lado y la práctica política por otro, sólo hay que ver la reciente detención de José Corbin cuñado de la fallecida Alcaldesa de Valencia Rita Barbera a quien la UCO vincula junto a sus hijas en el cobro de comisiones, o los casos de puertas giratorias de Soraya Sáez de Santamaría y la del ex ministro Catalá para comprobar que el dicho popular tan manido de “prometer hasta meter y una vez metido nada de lo prometido” se hace realidad en aquellos partidos esclavos de sus tradiciones en las prácticas corruptas.
Las afirmaciones y propuestas programáticas, nada tienen que ver con sus actuaciones cotidianas, están formuladas sólo para cautivar al votante ingenuo a los que su incondicionalidad ideológica no les deja ver más allá de sus narices.
La prolongación indefinida de los cargos electos probablemente esté detrás de una buena parte de los procesos de corrupción, el mantenimiento prolongado del poder puede conducir a la creencia de propiedad.
Decía recientemente un representante político, uno de los moderados sustituidos por Puigdemont, tres años diputado en el Parlament de Catalunya y veintitrés como Diputado en las Cortes Generales en Madrid, “me han depurado de las listas por mi condición dialogante” y probablemente ésa sea la razón empleada por Puigdemont empeñado como está en dar más vueltas de clavija a la presión contra el estado, pero al margen de esta cuestión el sentido común recomendaría su sustitución después de pasar casi media vida ejerciendo.
El sentimiento de propiedad de los cargos, unido eso sí, a la condición del individuo: yo siempre digo… a ese no lo ha corrompido el poder ya venía corrupto de casa… son el principal germen de la corrupción y del abuso de poder.
Carlo Alberto Briochi en su libro “Breve historia de la corrupción” decía que la corrupción es un mal endémico desde hace siglos. Grecia con Demóstenes o Pericles, Roma, la Edad Media, hasta nuestros días, y eso es cierto, igual de cierto que el hecho de que en las sociedades del norte de Europa, Dinamarca como epicentro, las prácticas corruptas son una anécdota.
Envidio a esas sociedades que han sabido mantenerse al margen de las prácticas corruptas, las envidio sinceramente. Lamentablemente ellas sólo envidian de nosotros el clima.