Opinión

Un médico ante la COVID-19

¿Es necesaria una pandemia para que la sociedad española reconozca de forma unánime (prácticamente) el valor de la sanidad? Y si es así, ¿durante cuánto tiempo?

En 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó del próximo advenimiento de la enfermedad «X», una patología causada por un virus no identificado que podría provocar la siguiente gran epidemia. ¿Eran estos avisos una premonición de la situación actual? 

Desde hace meses, estamos inmersos en una pandemia infecciosa por COVID-19 de proporciones insospechadas y de varios meses de duración, porque debemos contar desde mucho antes de saltar las alarmas sanitarias y/o gubernamentales. Probablemente, el número de afectados y portadores asintomáticos llegue a triplicar las estadísticas oficiales. De hecho, según la universidad británica Imperial College, en España ya hay siete millones de infectados. Ante todo esto, es inevitable preguntarse en qué estado se encontraba nuestra Sanidad para hacer frente a esta pandemia.

País de recortes

Los recortes en Sanidad no son infrecuentes en España. El concepto de que la sanidad pública es carísima —una ruina, para muchos partidos— es un hecho. Sin embargo, la calidad y la eficacia de la misma no tienen precio. El coste/beneficio de cuidar nuestro sistema sanitario con esmero e invertir en él constantemente no se valora hasta que llegan situaciones como la actual.

La inversión en sanidad pública no es algo banal ni a fondo perdido. Ocurre que el rendimiento es algo a muy largo plazo y no se traduce en beneficios ni rentabilidades a corto ni medio plazo.

Los últimos diez años de crisis, los recortes sociales han situado a la sanidad pública española en cifras de gasto público similares a 2007 y distintas fuentes apuntan que, desde 2009, cuando percibía el 6,77% del Producto Interior Bruto (PIB), la sanidad pública española ha perdido entre 15.000 y 21.000 millones de euros de presupuesto.

En 2016, el porcentaje del gasto sanitario público aún se redujo más, hasta el 6,34% del PIB, el más bajo desde 2009. Para este 2020, España había presupuestado para el gasto sanitario público, un 5,9% de su PIB, si bien, ahora, las cuentas se pospondrán al 2021 por esta crisis. La media europea es del 7,5%. La OMS recomienda que el presupuesto mínimo para la atención primaria sea de un 20%. Recuerden: estamos en el 5,9% del PIB frente al 20% recomendado por la OMS.

Hace días que aparecen opiniones divergentes culpando a los autores de dichos  recortes en Sanidad de la pandemia de la COVID-19 en Cataluña. Nadie asume las responsabilidades inherentes en sus anteriores cargos en la Generalitat y se llega a confundir gastos presupuestados y su correspondiente ejecución, con la falta de inversión (o desinversión).

Tampoco queda claro cuándo, cómo y bajo qué gobierno se iniciaron los recortes. Sin ánimo de polemizar, Cataluña es una de las comunidades que más recortó en los últimos años y dedica tan solo el 3,9% de su PIB a la sanidad pública. 

Desafección

La historia reciente nos muestra una desafección y un desprecio colectivo hacia los médicos por parte de partidos políticos y ministros. El que fuera vicepresidente del gobierno de España con Felipe González, Alfonso Guerra, dijo en 1982 «no descansaré hasta ver a todos los médicos en alpargatas». De ahí arranca un asedio a los médicos, ya que favorece una falsa creencia al decir que todos son —somos— ladrones; que miran por encima del hombro a los demás; y que lo único que quieren es dinero. Se ha demostrado que esto no es así —y ahora más—, pero se ha hecho mucho daño a esta profesión. 

En un principio, la desafección entre políticos y médicos era mutua. Ahora, nosotros, los médicos, en términos generales, pasamos de la desafección a la indignación con los políticos, ya que en más de treinta años no han hecho nada por nosotros. La Medicina es la carrera universitaria más larga y, junto con la abogacía, la más vocacional. Tras la licenciatura (6 años), sigue la  formación académica vía MIR (Médico Interno Residente, un concurso oposición en toda regla) y constantes actualizaciones posteriores. Todo lo anterior, sumado a la enorme carga asistencial y responsabilidad que conlleva nuestro trabajo, se paga con precariedad (extensiva a nivel de sueldo base, de exclusividad y guardias). Inevitablemente, el colectivo médico se siente engañado y aparecen elementos como la frustración y el éxodo hacia países donde se nos paga, valora y reconoce tanto a nivel científico como social.

Reconocimiento

Desde que se impuso el confinamiento, oímos aplausos diariamente desde los balcones. Es un reconocimiento merecido pero claramente insuficiente. Merecemos mejores condiciones laborales (ni los sindicatos se acuerdan de nosotros). Merecemos mejores sueldos, dignos y equiparados a los europeos. Merecemos horarios no abusivos. Merecemos reconocimiento social y científico. Y todo lo anterior se hace extensivo al colectivo de enfermería. Cabe pensar si la defensa de nuestros derechos, condiciones laborales, sueldos y reconocimiento social no saldrían beneficiados si médicos y enfermeras nos uniésemos y actuásemos en bloque.

No hemos sido capaces de advertir al Gobierno de las graves consecuencias de la pandemia. Y si lo hemos sido, nos han ignorado y nos han mentido. El equipo de crisis del Gobierno se ha mostrado inoperante (basta con ver la progresión exponencial del número de contagiados y/o fallecidos), pese a un derroche de esfuerzos publicitarios.

Nos ha faltado la fuerza necesaria como para que los políticos tomasen las oportunas medidas con mayor previsión y no el actual caos organizativo que está dejando morir gente (personal médico y de enfermería incluido) por la evidente falta de previsión y organización.

Y vuelvo a mi pregunta inicial: ¿Cuánto tiempo durará el reconocimiento al colectivo sanitario por parte de España, cuando salgamos de esta crisis? Y si así es, ¿en qué se traducirá a nivel global? ¿Cuánto tiempo durará ese reconocimiento? Con el advenimiento de la nueva crisis económica, ¿cuánto tiempo tardarán los políticos en volver a hacer recortes en sanidad?

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