
Si hay algo que reprocharle al que fuera uno de los maestros de la novela negra mediterránea, es haber empezado a escribir demasiado tarde. Andrea Camilleri (Porto Empedocle 1925 - Borgo 2019) siempre soñó con ser un gran contador de historias y, tras dedicarse a ello incansablemente, por fin pudo convertir su talento en la ilusión de la que vivir.
Con movimientos torpes, incapaces de retomar la agilidad de antaño, se veía a una persona que entraba en la octava década de su vida llena de expectación. Este retraso no le supuso ningún problema mientras el tiempo respetara el pacto establecido entre ambos. Asimilando sus límites físicos se concentraría en destapar todas las ideas que fluyeran de su cabeza con la ayuda de unas manos que unían su imaginación al papel.
Aunque el tic tac biológico le acechaba detrás de la oreja, el sonido que proyectaba no entorpeció nunca la ilusión de ver como nacía su criatura, de nombre Denuncia y de apellido Social. El comisario Montalbano veía la luz acechado por la prisa de un escritor experimentado que lo utilizó para destapar la corrupción política de su país y los entramados sociales de una Italia sumida en el fango.
El testamento de Montalbano
Su producción fue emblemática. Su ingenio, generoso. Nos ofreció lo mejor de sí mismo y lo compactó en más de cincuenta volúmenes publicados en menos de veinticinco años. Juzguen ustedes mismos.
Andrea Camilleri sabía que, tras su marcha, no solo dejaría huérfano a su personaje de cabecera, sino que también acabaría desconsolando a miles de seguidores que lo acompañamos mientras duró su trayectoria literaria. Desde donde estés acuérdate de nosotros.
Pero este hombre, sabio y perspicaz, no sería capaz de abandonarnos sin un final propio de novela, así que, contando con el apoyo de la editorial, escribió y entregó el final de la carrera de Montalbano con la condición de que se publicara después de su muerte. Sin duda, este será el adiós definitivo a la saga basada en uno de los personajes más queridos por el público y admirados por los lectores.
"He sido un hombre afortunado, me he sabido ganar la vida haciendo lo que me gusta"
Toda una vida dedicada a las letras hicieron que finalmente recogiera los frutos de su siembra. El tiempo respetó su pacto y le dio el reconocimiento que merecía su trayectoria con premios y menciones, pero en sus últimos años le quito una parte importante de su anatomía. Sin su vista, Camilleri tuvo que recurrir a la ayuda exterior para poder seguir escribiendo. Tenaz y persistente, todavía le quedaban muchas cosas que decir hasta el último suspiro de vida.
Con motivo de la entrega del Premio Pepe Carvalho que tuvo lugar el año 2014 en Barcelona, Andrea Camilleri conversaba con el librero Paco Camarasa sobre Sicilia, La Mafia, los carabinieri y el comunismo. Su voz grave y pausada, rememora tiempos pasados y presentes, obviando, por supuesto, el futuro.
En un momento determinado, el escritor que ruge con cada palabra baja los ojos y sonríe. Entonces se para el reloj, ¿por qué habríamos de recordarlo de otra manera?