
Estamos viviendo en directo un partido de resultado final incierto con un arbitraje desigual, por no decir antagónico, en función del terreno de juego donde se miden las fuerzas.
Los contendientes son del todo conocidos, España y Catalunya, y en poco tiempo se puede hablar ya del “Clásico” que se está disputando territorialmente no solo en nuestro país, que también, sino por toda Europa.
El campo de juego es el de la jurisprudencia, y el título en disputa no es poca cosa: La independencia de un país en su extremo final, y la razón y triunfo en los juzgados en su fase clasificatoria actual en la que nos encontramos. ¿Dónde estamos realmente?
Todos los partidos disputados en terreno español han acabado con claro triunfo local, es decir a favor de los intereses de España y su sagrada unidad, y no es ningún secreto que como en los peores tiempos del dictador, Madrid tira mucho y suele contar con un favor arbitral (judicial en este caso), y según la opinión generalizada del combinado catalán, se roza ya el más absoluto escándalo entrando de lleno en un tongo de medidas vergonzantes.
"El ariete Carles Puigdemont después de una dilatada sanción, vuelve para revolucionar el ataque catalán"
¿Qué sucede en cambio cuando se juega en terreno del viejo continente?
Ah, amigo… ¡Ahí todo cambia! Hasta el punto de que de momento todos los envites disputados en Europa se han saldado, todos ellos, con victorias catalanas.
¿No les parece, de salida, algo sospechoso que aquí todo acabe favorable a los intereses de la roja, cuando, si el partido se juega en campo neutral y fuera de nuestras fronteras, quienes salen victoriosos son los intereses de los seguidores catalanes y del famoso “procés”?
Lo es, y aquí debemos detenernos…
De todos es conocido que los goles en campo contrario valen doble, y España, la semana pasada, después de su última derrota respecto al triunfo de Junqueras y su flamante gol en el TJUE con acta de eurodiputado incluida, ha pedido a EUROPA, como medida cautelar y desesperada, la revisión del tanto en la sala del VAR.
¿La sorpresa? Pues muy sencillo, aunque el gol es claro y meridiano, el Parlamento europeo ante la mirada estupefacta de unos y otros, ha decidido no anular, pero sí congelar la decisión de subir el tanto al marcador o lo que es lo mismo, le ha dado tiempo a la escuadra española a reorganizar su defensa y centro del campo, ante lo que se avecina a partir de hoy, que no es otra que el debut de la estrella catalana: El ariete Carles Puigdemont, que después de una dilatada sanción, vuelve para revolucionar el ataque catalán.
Próxima cita: Perpinyà. No hay partido pero sí un encuentro de peñas que se prevémasiva, tal vez la mayor concentración reivindicativa de la historia en la capital catalano-francesa.
No se pierdan los próximos partidos, prometen fuertes emociones…
Que gane el mejor