
Chanel en cuclillas como un caganer en medio del escenario ha hecho más por la unidad de España con Cataluña erecta dentro que todos los artículos de la Constitución Española del 78 juntos y revueltos y olé.
Chanel, ahora que mayo ha dejado de ser una indecisión de luces y sombras y se ha convertido en junio a velocidad de vértigo y, además, antes de tiempo, viene a España una ola de calor devenida del hecho de que esta lozana lírico-bailable es en sí misma el caliento global.
Viva la conquista de Europa a fuego vivo, a culo destapado macizo y discotequero, y la letra y la música dando lo mismo e igual.
Portugal ganó hace poco Eurovisión con una canción delicada y preciosista, y nosotros hemos quedado terceros moviendo el culo como quien toca el piano de forma subversiva para dejar claro que, como escribió Baudelaire, el erotismo es el principio primero de la moral suversiva.
Estamos con Chanel, nueva musa nuestra con cuerpo de dominatrix y cara de ángel amotinado, artista atávica que reunifica reinos bailando medio en pelotas como la Reina de Saba, sacerdotisa necesaria para este país nuestro necesitado de victorias pírricas como la de quedar terceros en Eurovisión, o la de llegar al gobierno pero pactando con Separatistas o con Vox.
Escribió Mariano José Larra que España era un país de muertos con chistera, y don Antonio Machado vino a decir lo mismo con lo de que éste es país de charanga y pandereta…
Sí, lo decían ya Larra y Machado… ¡Y eso que no habían visto así, con el badajo tan enhiesto como el Ciprés de Silos, Eurovisión!