Opinión

Dioses y monstruos: el vídeo de Tatiana Ballesteros

Tatiana Ballesteros
photo_camera Tatiana Ballesteros

Queridos amigos y amigas de la España Friqui (me refiero a todos los que, en verdad, sabéis que la vida pública de este país es, las más de las veces, una comedia de situación con superhéroes cutres y risas enlatadas): dejémonos de ingenio, lirismo, acidez y metáforas. Y, teniendo en cuenta que a la ciudadanía la pandemia la está diezmando y a Barcelona la violencia okupa la está quemando el culo, hablemos en serio.

¡Lo más Friqui que ha habido en la España Friqui esta semana es el video de Tatiana Ballesteros!

¿Y quién es Tatiana Ballesteros?

Se trata de una escritora, criminóloga y youtuber de 29 años con gafas de pija, fotogenia de felino, pelo de india que le reza al crepúsculo como Joan Báez, seriedad de quien usa el Método de Stanivlaski y un imperdible para escroto, y verbalidad contestataria de líder de manifa con altavoz. Y el caso es que se ha hecho célebre, desde el trampolín de las redes sociales, en los últimos días: todo por publicar un vídeo en el que hace un balance del último año que hemos vivido, en el cual termina con una dura reflexión que ataca directamente a la clase política de nuestro país, y que, en esencia, viene a decir que nuestros políticos son una casta, que la calle está harta, y que no nos representan porque la ciudadanía está muy por encima de ellos.

Como en su día los jóvenes del 15M, esta joven escritora y criminóloga afirma ser independiente y libre, y no representar a ningún partido político, ni militar en ninguno, ni haber actualmente ningún partido político que la represente.

Como en su día el 15M su estrategia de comunicación ha sido un éxito publicitario. De hecho ha dado la campanada política justo cuando mucha gente estaba dormida. Ha animado el cotarro.

Y, como el 15M, ha sido demonizada al tiempo que tildada de extremista.

No es de extrañar por eso que haya quien dice que el Podemos pre-Galapagar hubiera suscrito de pe a pa el contenido discursivo de ese video.

Nosotros a su vez creemos que, más allá de tratarse de una estrategia de comunicación tan brillante como la llevada a cabo por el Pablo Iglesias tertuliano de los tiempos de Iñigo Errejón, Tania Sánchez, Carolina Descansa, Ramón Espinar y demás caídos a causa del fuego amigo, lo interesante que tienen en común comunicativamente aquel Pablo y esta Tatiana es eso que los psicólogos sociales llaman EL SESGO DE CONFIRMACIÓN.

¿Y qué es el sesgo de confirmación?

Como muy bien explica el académico de la lengua Darío Villanueva en su reciente libro sobre la postverdad y la corrección política MORDERSE LA LENGUA (Ed. Espasa), los sicólogos sociales nos enseñan que todos tenemos el inconsciente impulso de someter la realidad y la objetividad en favor del discurso o la versión que nos confirme en lo que nosotros quisiéramos que sucediese, o creemos que está sucediendo.

Así las cosas El 15M, al hacer en su día una enmienda a la totalidad política (a la cual llamaban vieja política y casta) que produjo en buena parte de la sociedad española un sesgo de confirmación, pudieron dejar la publicidad de las redes sociales y las plazas tomadas en círculos, y erigirse en movimiento político, y a entrar en el parlamento.

Ahora, con la misma formulación discursiva y apelando también a nuestra indignación y nuestro sesgo de confirmación, Tatiana Ballesteros ha conseguido ser tendencia en las redes sociales y los medios de comunicación. Y, por eso, ha logrado notoriedad a favor y en contra (eso y no otra cosa es el éxito de comunicación y publicidad), a la par que un gran poder de identificación o rechazo que ha viralizado su video como pocos.

Pero lo interesante en grado sumo es que se haya tildado tanto a la comunicadora como al discurso de esta comunicadora de falangistas.

El mismo espectáculo comunicativo enunciado así, con mucha denuncia política y sin aportar nada concreto al respecto salvo esa denuncia política, y con el mismo deje saturado de populismo, en tiempos del Podemos pre-Galapagar fue socialmente considerado como de extrema izquierda. Pero ahora, cuando la extrema izquierda ha tocado el poder, ha pasado a ser considerado socialmente como de extrema derecha.

Sin anestesia… Sin nada en medio… ¿Qué dice eso sobre nuestro criterio?

Lo dijo Sócrates por boca de Platón: en el término medio está la virtud. Y lo dicen, cada uno a su modo, Manuel Chaves Nogales y Andrés Trapiello: en medio de la radicalidad y la violencia que nos caracterizan históricamente y nos destruyen cíclicamente, urge una tercera España.

¿La España friqui?

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