
Se suponía que la moción de censura de VOX era sacar de paseo y sin collar a Santiago Abascal para que ladre. Era teatro del absurdo de Edgar Neville. Era esa frase con la que Chumy Chúmez en Hermano Lobo lo explicaba todo: “en España de vez en cuando tenemos que sacar el santo”…
No se esperaban sorpresas y, de pronto, la proeza.
Nos referimos a que el discurso de Pablo Casado, para quien lo sepa ver, ha sido más que brillante, ha sido histórico, ha sido un punto de giro argumental en la aburrida novela de kiosco de la política actual: de hecho ha sido una OPA hostil del PP a los amancebados y adúlteros de VOX y CIUDADANOS, sí, una OPA de ésas que hacía Mario Conde cuando Mario Conde era Mario Conde y la cultura del pelotazo era la cultura de yupis y no yupis.
Se esperaba una parlamentaria comedia de Alfonso Paso o, como mucho, de Lope, y nos hemos encontrado la épica de Guerra y Paz de Tolstoi.
Y es que el discurso de Pablo Casado, barba luciferina, rostro terso y carmesí y modales de halcón del paleocapitalismo centrista, ha sido un momento parlamentario clave análogo a aquella ocasión en la que Aznar subió así, con sus zapatos de tacón con alzas y su bigote de guardia civil, a la platea del Congreso de los Diputados y dijo ¡váyase Señor González! con tal fuerza, oportunidad y capacidad de impacto que hasta sus enemigos se dieron cuenta, aunque no pudieran verbalizarlo, que iba a ganar las elecciones.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias estaban tan centrados en la empresa de ridiculizar a VOX que no la vieron venir y ni saben aún por dónde les entró de modo tal que todavía la andan buscando.
Apenas corría el aire mientras Pablo Casado subió, puso cara de se acabó ya la bobada, dijo vamos a ver señor Santiago Abascal, recuerde, quién le ha dado a usted el pan y la sal, hombre, ya está bien de traiciones, ni hablar de negociación para la reunificación del centro-derecha sino que, a partir de ahora, les voy a conquistar al modo en que se hacía en el medievo, esto es, invocando a dios, quemando los sembrados y violando a todo lo que se menee, eso es, coño, que nosotros con ustedes ni a por el pan, sí, demonios, es su independencia del PP y no los independentistas lo que posibilita que Bildu decida ahora quien gobierna o no en España así que déjense de patriotismo de salón…
Se puede estar o no de acuerdo con la ideología, los usos y las costumbres de Pablo Casado y su PP, pero hay que estar ciego para no ver que su discurso ha sido histórico.
¡Qué huevos le ha echado Pablo Casado! ¡Qué insólito es haber visto esto y comprobar como los medios tanto a derecha como a izquierda tienen que seguir hablando de VOX porque era lo que se suponía que tocaba y de hecho ya traían la crónica hecha!…
Qué grande es Guerra y Paz : “la vejez de los que hemos visto la defensa de los húsares rusos frente al ataque de la caballería francesa en Austerlitz no será ridícula”.