
Un noticiario policial-judicial como eltaquigrafo.com, en lo que tiene de sociología periodística y psicopática de última hora, en realidad, es un termómetro para medir la polución moral del medio ambiente.
Pues a ello.
En lo referente a la actualidad negro-amarillenta, que es lo nuestro, da la casualidad de que han coincidido en llamarnos la atención (a nosotros que no creemos en las casualidades) dos noticias.
Por un lado resulta que el principal sospechoso de la desaparición de la joven valenciana, Marta Calvo (un colombiano ‹machirulo› y sociópata con antecedentes por tráfico de drogas con el que la víctima tuvo una cita), se ha entregado, confesando que, tras una noche blanca de sexo y cocaína, ella sufrió una sobredosis y él, defecado por el miedo, se convirtió en un patético Freddy Krueger de la ruta del Bacalao; la descuartizó y esparció su cuerpo por varios contenedores de basura.
Y por otro lado, mira tú, que un informe reciente llevado a cabo por una universidad americana y publicado por El Mundo, dice que el 79% de los universitarios españoles no sabe distinguir fehacientemente entre flirteo, acoso y violación.
Urge un nuevo modelo
¿Estas dos noticias no serán un poco la misma? ¿Necesitamos imperiosamente menos porno y más educación sexual, como antes necesitábamos menos Prozac y más Platón? ¿La gran tarea pendiente del nuevo feminismo es reclamar y promover un nuevo modelo de masculinidad en las ficciones y en la vida?
¡Urge, a nuestro juicio, que el periodismo literario, el cine y la literatura se pongan con denuedo, y sin perder capacidad hipnótica y ese magnetismo que sobrevive al tiempo y a las modas, a la tarea de visibilizar modelos de masculinidad más acordes con el diálogo y la compenetración, que con la imposición!
En este sentido, hubo un tiempo en el que hasta Sartre salía en la Revista Playboy, entre el desplegable de las señoritas encueradas de la época, diciendo cosas sexis sobre el ser y la nada.
De aquel exceso, y pasando por el segundo sexo de Simone de Beauvoir y por el feminismo político de lenguaje inclusivo, listas paritarias y ruptura del techo de cristal, hemos llegado a este otro exceso hollywoodiense de la película Pulp Fiction «no he terminado contigo, ni lo sueñes, ahora practicaremos el medievo con tu culo»…
Machismo cuartelero
Psicópatas delincuentes siempre ha habido y siempre habrá, porque en la condición humana se da eso de vez en vez, pero si juntamos la psicopatía con la masculinidad saturada, desgobernada y caduca, el resultado será excelente para las novelas negras hard boiled, quizá, pero el mundo se nos tornará ya por completo insoportable.
Uno de los grandes éxitos del deplorable machismo cuartelero es eso de que a las mujeres les seduzca lo que las aterra.
Vienen nuevos tiempos, pero estos criminales son viejos como el infierno.
Y seguimos.