
-¿Entonces la justicia es ciega?
-Sí, por los cojones…
Acaso como prueba de que la izquierda es un abrigo de varios fríos (como los que llevaba Marisol en los sesenta) ahora dicen los de Podemos, Esquerra y ETA –o Bildu o como se llame- (esto es, los compañeros de viaje de esa OPA hostil al verdadero PSOE que es el Partido Sanchista que nos gobierna) que hay que renovar el Consejo del Poder Judicial para que deje de ser un consejo de ancianos carcas –o indomables o como se llame-.
Sí, dicen que la democracia constitucional del 78 es como el viejo Cadillac blindado de Franco (ése que está aún como nuevo pero que nadie quiere ni regalado con el chófer y todo), y que por eso hay que despolitizar la justicia porque fíjate tú si está politizada la justicia que los jueces progresistas mandan poco y los conservadores mucho, y despolitizar la justicia es dar la vuelta a la tortilla para que los jueces progres tengan mayoría (¿se trata de sustituir una arbitrariedad por otra?).
Sí, dicen que eso de la separación de poderes, lo de la independencia del poder judicial y todo eso, es algo viejo de cuando éramos estructuralistas; algo más pasado de moda que los sonetos garcilasistas… Pero que ahora la democracia –o como se llame- es otra cosa, pues Montesquieu está más muerto que la muerte aunque no se note mucho porque su cadáver aún tiene buen olor.
Sin embargo aún tenemos grandes puntales que dignifican la justicia española y sostienen su independencia.
Como por ejemplo el magistrado que está dirigiendo el juicio del 17A (el atentado de Las Ramblas de Barcelona), el juez Guevara, un hombre contrahecho y genial como Toulouse-Lautrec o como el Marqués de Villalobar, que también eran dos prohombres con cuerpo de ángel amotinado.
Es el juez Guevara un hombre del que se sospecha que toma el café con mala leche como Fernando Fernán Gómez, pero que en los ambientes se dice mucho que “si eres inocente que te toque Guevara porque hará justicia”.
El juez Guevara es un hombre justo a pesar de las formas, la contundencia y la prepotencia (la cual hay quien confunde con la impunidad)… ¡Lo extraño es que eso últimamente solivianta con frecuencia a los abogados y a los fiscales (los abarroteros necesarios de la justicia), los cuales están demasiado acostumbrados a la justicia de bando; a la justicia politizada que diría Pablo Iglesias… ¡Y nada da más miedo a tal efecto que un juez que no se casa con nadie (no por feo sino por independiente y justo)!… ¿Un juez que no se casa con nadie? ¡Esto es un sindios!, acaba diciendo la película tan española como la justicia española Amanece que no es poco.
Sin embargo la belleza está en el interior, y de hecho las verdades en este mundo nuestro siempre acaba por decirlas algún señor bajito.
Por ejemplo Montesquieu, que fue el que dijo lo de “la justicia es la penúltima esperanza contra un poder corrupto”. O por ejemplo el juez Guevara, deforme e implacable, incesante y decidido, contundente y audaz, que se ha convertido en el héroe de la serie negra nacional (algo así como el Humphrey Bogart del thriller judicial que es la actualidad).
La justicia será la penúltima esperanza contra el poder corrupto, pero un juez justo es la última esperanza de los españoles robagallinas o no (sobre todo los heterodoxos que corremos peligro de que nos fusilen los dos bandos) para poder no sentirnos indefensos en el sótano frío de la vida civil…
-Dicen que la justicia es ciega, pero en España más bien es contrahecha de cuerpo, y recta de alma.
-Pues lo que cuenta es el alma.
-Por eso es justa.