
Hay noticias que parecen la misma repetida y hasta se diría que suceden al mismo tiempo; algo así como una ilusión de simultaneidad de novela de Philip K. Dick.
¡Piénsenlo!
Un concejal de Vox ordena retirar un busto de Abderramán III en la localidad zaragozana de Cadrete (¿si ganan en Granada demolerán La Alhambra?) porque, aunque Abderramán III nació en Córdoba igual que no pocos de sus antepasados, no era un español puro de oliva como dios manda.
Mientras Elisenda Paluzie, la presidenta de ANC, sin percatarse de que un micrófono está abierto delante de su inconsciente, hace unos comentarios despectivos sobre una periodista que ha acudido a su rueda de prensa, y se refiere a ella con el ¿insulto? de “la española ésa”.
Estas dos noticias de rabiosa actualidad, que parecen la misma reduplicada, no sólo dejan aflorar idéntico ramalazo xenófobo, sino que nos invitan a pensar no poco sobre qué es Vox y qué es ANC, sobre qué es el fascismo y qué es la democracia, y sobre qué son las cosas cuando se repiten…
En esencia Vox es un hijo bastardo de PP (sí, el PP, ese partido de derechas, burgués, amigo de los bancos, de la iglesia y de las comisiones ilegales nacido tras la decadencia democrática de ese partido ya repleto de casos de corrupción aireados y judicializados… O, dicho de otro modo, Vox es un intento oportunista de blanqueo y regreso a las esencias más radicales del PP pero, eso sí, con otro nombre para que se olvide lo de sus comisiones ilegales, sus sobres de dinero en B y su corrupción).
En esencia la ANC es un hijo bastardo de Convergencia de Cataluña (sí, Convergencia, ese partido de derechas, burgués, amigo de los bancos, de la iglesia y de las comisiones ilegales, nacido tras la decadencia democrática de dicho partido cuando estaba ya repleto de casos de corrupción aireados y judicializados… O, dicho de otro modo, la ANC es un intento oportunista de blanqueo y regreso a las esencias más radicales de Convergencia pero, eso sí, con otro nombre para que se olvide lo de sus comisiones ilegales, sus sobres de dinero en B y su corrupción).
Así las cosas, si la medida de la democracia, a diferencia del intolerante fascismo, estriba no en tu ideología sino en lo que piensas constructivamente del que no piensa como tú, ¿en qué se diferencian Vox y la ANC?
¿No serán lo mismo repetido y al mismo tiempo como en una novela de ciencia ficción de Philip K. Dick?
Uff, todo se repite aquí, en las Españas.
Será por el ajo.