
¿Por quién doblan las campañas de Nochevieja?
Hay una vieja canción de Neil Young que dice que hay que ser un buen minero para encontrar un corazón de oro cuando termina Navidad, y yo no tengo nada que añadir a eso.
Así las cosas, perdona que deponga por un instante esta vida apasionada que vivo (la cual ya sabes que convierte mi prosa en una escopeta de feria que dispara gags y metáforas de alta resolución), para recordarte sin sonrisas que, esta vez, la última campanada será el primer latido de un año electoral…
Pero tú no pienses aún en eso, sino, sólo, en que te estoy llamando desde el otro lado del mundo con fenómenos costeros en los ojos y un teléfono más ligero que mi voz para decirte a ti, querido Carlos Quílez, a ti que eres hoy un Stefan Sweig sin bigote y sin exilio, que la extrema derecha y la extrema izquierda han vuelto aquí junto al extremo nacionalismo.
Sí, que han vuelto mientras nuestros ministros de educación se desgañitaban gritando ¡muera la filosofía! ¡muera la historia! ¡muera la literatura! ¡viva el dentífrico!... Por eso, ahora entre nosotros todo el mundo cree que esto es algo nuevo y muy moderno... Por eso la fraternidad y el feng shui que propaga la Navidad son ahora tan hermosos como el cáncer de culo. ¡Feliz 2019 para todas y todos!¿Por quién doblan las campanas de Nochevieja?
Sí, ahora que el invierno es frío como una canción de amor no mutuo, y, después del desastre consecutivo que supuso el siglo XX, han vuelto la extrema derecha, la extrema izquierda y el extremo nacionalismo a este lado del mundo a brindar por nosotros, no dejemos que se nos pierda la mirada en la niebla dorada del champán y, sí, gritemos con puntualidad de oficinista tras la última campanada: ¡feliz 2019! ¿Por quién doblan…?
Todo a pesar de que políticamente la Nochevieja es más vieja que nunca, y el Año Nuevo es el mismo año anterior rebautizado y repetido: parece que nos quedan ya sólo esas canciones de Tom Waits sobre tipos que están ante el espejo arreglándose para ir a celebrar con los suyos (los borrachos solitarios del bar chino que no cierra en Nochebuena)...
Ahora que el frío no ahuyenta a los exhibicionistas, no, sino sólo hace temblar a los leones del Congreso de los Diputados ante la inminente llegada de Falange (hoy lo llamamos Vox), te deseo un feliz 2019 y que, en el año nuevo, te prosperices y te mineralices…
¿Sabes? Hay una vieja canción de Bruce Springsteen en la que asegura que los ojos tristes nunca mienten… ¿Tal vez lo dice porque no ha visto últimamente a Pablo Iglesias hablar en el Congreso?
Uff, ahora que Pedro Sánchez pacta con los comunistas (hoy los llamamos Podemos) y hasta con Eta (los llamamos Bildu para que cuele, ya sabes) y los extraconstitucionalistasguerracivilescos (hoy los llamamos “la vía eslovena”, que suena mejor), e incluso se reúne con Torra en la Cumbre de Barcelona un minuto antes del nuevo año electoral, mientras, con idéntica ansia de poder sea como sea, el PP pacta con los falangistas en Andalucía, sí, ahora que Groucho ha muerto, felices sueños de 2019 para todas y todos...
Despertar es nacer.