
Visto lo visto electoralmente en Francia, que es lo mismo que se vio ya en Madrid y en Castilla y León y que se verá en Andalucía, unos dicen que es Franco, otros que es Mussolini, otros que es José Antonio Primo de Rivera y otros que es la segunda venida de Cristo… Aunque aquí nadie ha leído a Plutarco, nos pasamos el día imaginando vidas paralelas.
Ya tenemos de hecho paralelismos para todo el mundo, dentro o fuera, lejos o cerca, en el pasado o en el presente. Y los tenemos porque la mentalidad reaccionaria del país cree más en el eterno retorno de Nietzsche que en el progreso indefinido de Marx, y por eso siempre estamos viendo volver a la gente como en las novelas de zombis de Carlos Sisi.
De Balzac decía Flaubert: “qué grande hubiera sido si hubiese sabido escribir”. Efectivamente, Balzac no sabía escribir, pero era francés y por eso se le notaba menos. Galdós (por cierto con una vida y una obra paralelas a las de Balzac) tampoco sabía escribir, que bien se lo reprochaba Valle-Inclán, pero, como escribía en castellano, le costaba más disimularlo.
Es muy difícil escribir mal en francés. Hasta De Gaulle lo escribía bien. Votar bien, sin embargo, allí es más complicado que por eso en las presidenciales les hacen votar dos veces para ver si a la segunda les sale mejor, y ni así, oye.
Sí, Balzac, a pesar de escribir tan mal cosas tan bellas, inventó algo fundamental en la novela: el retorno de los personajes. Y aquí, aunque no hemos leído a Balzac, como no hemos leído a Plutarco ni a Nietzsche, le tenemos mucha afición a eso del retorno de los personajes, y siempre estamos haciendo volver a alguno porque somos nietzscheanos sin saberlo.
Felipe González se hartó de gritar como quien se desgañita al ver venir el lobo, que Manuel Fraga era Franco desamordazado y regresado; que era la derechona. Y eso le funcionó inicialmente, pero luego ya no. Luego vino Aznar, que ya nadie creyó que fuera un reduplicado de Franco sino a lo sumo uno de Fraga con bigote de Chaplin, y se llevó el gato al agua.
Pero ahora la ultrarederecha no es la derechona regresada, sino algo más ultra.
Así las cosas, ahora, para que no les pase como cuando Aznar, ya no le dicen a Santiago Abascal, el nuevo Fraga Iribarne aunque rostro de Hernán Cortés, que es de la derechona sino de la ultraderecha lo cual no es lo mismo pero es igual.
Se anuncian elecciones en Andalucía después de que ya las haya habido en Madrid, en Castilla y León y en Francia con resultado parejo, y para que cambien las cosas volvemos a hacer lo mismo.
¡Cuántas vueltas damos para llegar siempre al mismo punto!
En mayo del 68 vinieron los filósofos franceses a decirle al mundo que después del rearme y de la consiguiente guerra venía un rearme ideológico que nos haría mejores, pero en vez de mejores nos ha hecho más esclavos del crepúsculo de las ideologías y de las repeticiones del niño lelo de la Historia.
Y aquí estamos de nuevo, radicalizados y votando de forma nihilista por estar otra vez en decadencia y completamente enfangados en el crepúsculo de las ideologías.
Sí, volvemos a estar en decadencia…
La definición de decadencia es un conservadurismo que oscila entre el falangismo y el Pequeño Nicolás.