
¿Qué tal España?
Pues guerracivileando, como siempre…
Es como si nadie hubiera leído nunca A sangre y fuego de Chaves Nogales o Las armas y las letras de Andres Trapiello. Es como si no hubiera existido nunca Max Aub, ni César Vallejo, ni Sánchez Mazas, ni Picasso, ni Lorca, ni Manuel Machado, ni Américo Castro.
Es como si no hubiéramos aprendido nada de nuestra historia ni de nuestra literatura.
Es como si Abel fuera español y también Caín.
Sí, es como si no hubiera habido guerras carlistas ni revolución de Asturias ni semana trágica de Barcelona. Es como si en democracia ya lo tuviéramos todo hecho y lo pudiéramos poner en riesgo a la primera de cambio sin advertir el peligro de ir de nuevo a la ruina, al desgarro y al atraso como país.
Oh, demonios, los señores de la guerra odian los matices, quieren que todo sea blanco y negro, nosotros y ellos, y nos manipulan a todas horas, y hemos vuelto a picar: sus guerras organizadas son siempre por dinero… Nuestras guerras, sin embargo, como nos instrumentalizan con facilidad, son guerras civiles fratricidas y arrancan por vanidad.
¿Qué tal España?
Guerracivileando como siempre.