
LO PRIMERO tras abrir la lápida del mausoleo, al ir a exhumar a este autócrata castrense de extrema crueldad y de extrema derecha, es asegurarse de que está muerto… ¡Y es que, a tenor de los comportamientos de la beneficiaria de latrocinio familia Franco, y a tenor de las prioridades del prior del Monasterio del Valle de los Caídos, no sé yo!
LO SEGUNDO es hacer una breve paseata por los salones y pasillos poco aireados de la reciente Historia de España, y encender un ventilador, y ponerse en la cara las gafas profundas de ver la reciente Historia de España…
Sí, las gafas de ver.
Y ver así, como en el cine del recuerdo (“nada queremos que el tiempo borre en nuestros corazones” escribió el poeta antifascista Eugenio de Nora en su célebre libro prohibido Pueblo cautivo), que el 18 de julio de 1936 no comenzó ninguna guerra civil, sino que lo que ocurrió fue que un grupo de militares –con Franco al frente porque quien iba a estar al frente, el General Sanjurjo, murió en un accidente de avioneta al venir a tomar el mando, ¡qué casualidad!- dio un golpe de estado contra un gobierno elegido democráticamente…
Y ver que tal golpe de estado fue apoyado de forma militar, ideológica y económica por la Alemania de Hitler.
Y ver que, cuando la rebelión no triunfó en todo el territorio, la Alemania nazi empezó a probar gracias a Franco su armamento contra civiles indefensos (en lo que sería un ensayo de lo que haría posteriormente en Europa)…
Y ver que cientos de miles de personas murieron como resultado de la contienda, y todavía siguen enterradas en fosas comunes más de 100.000 personas que fueron asesinadas por quienes se levantaron contra el orden constitucional… Sí, ver que la mayoría de las personas que siguen sin identificar en las fosas no había ido a ninguna guerra, sino que fueron exterminadas dentro de la estrategia del golpe militar, la estrategia de Franco, de eliminar cualquier posible disidencia, y atemorizar al conjunto de la población…
Y ver que Pinochet confesó su admiración por esta forma de alzamiento militar, y la aplicó en Chile, y de hecho fue uno de los pocos jefes de Estado que acudió al funeral de Franco…
Y ver que la represión franquista no terminó en 1939, al terminar la guerra, sino que los crímenes, torturas y graves violaciones de derechos humanos se prolongaron durante décadas, hasta el final del franquismo, y de hecho hasta el prestigioso hispanista Paul Preston ha señalado que no existe equivalente en Europa respecto a la intensidad y duración de estas atrocidades de Estado.
LO TERCERO es sacar de ahí a Franco con rabia retrospectiva sin dejar de pensar en que jamás debió de haber sido enterrado en lugar honorable alguno.
LO CUARTO es consolarse pensando que lo que se exhuma es una momia embalsamada, son despojos mortales, pero si hay otra vida Franco estará ahora mismo recogiendo basura en el infierno.
LO QUINTO es una canción de Siniestro Total titulada Y bailaré sobre tu tumba.
Amén.