-¿La M con la O?
-MO.
-¿La T con la O?
-TO.
-Ahora todo junto.
-AMOTO…
Osase que dicen los papeles que, a pesar de que la nueva política nos ha hecho creer que la juventud es más comunista y eruditaque nunca, el motociclista barbilampiño, enhibicionista, triunfador y no muy ilustrado Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 1987), ojos umbríos, pelo al raso y con entradas redondas de vampiro, el que se fue a vivir primero a Andorra y más tarde a Suiza porque, como diría ese otro referente generacional llamado el pequeño Nicolás pagar impuestos es cosa de pringaos, sí, él, el que debe 40 millones a Hacienda pero lo sobrelleva con su cara de estudiante que no estudia, ahora, tras retirarse de la alta competición, como quien grita “¡que os jodan!” desde la tumba se ha comprado un cochazo capaz de desembragar hasta a la virgen del rocío.
Se trata de uno de los únicos cien ejemplares que se han fabricado en el mundo del lujoso deportivo Pagani Huayra Roadster.
Jorge Lorenzo, pues, nos debe pasta pero no porque no la tenga sino porque prefiere invertir en su ego que en nuestra sanidad, educación, pensiones y demás, y esto él lo justifica con sus modales de cheli mallorquín achulapado con las que se defiende de sí mismo cada vez que habla en público… ¿Se habrá dado cuenta de que así, por muchas revoluciones de calle que monten los jóvenes indignados doctorados en ciencia política, los referentes generacionales seguirán siendo unos bebes ricos que cuando hablan o van de compras demuestran ser más tontos que un bocadillo de gambas?
Sí, Jorge Lorenzo se ha comprado un coche deportivo… ¿No le habría salido más barato meterse un calcetín en el calzoncillo?
