Opinión

¿Judicializar el humor de Camilo de Ory?

“Firma aquí para que la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias cambie las pastillas de jabón de las duchas por jabón líquido antes de que yo ingrese en prisión”…

En efecto el cielo gris de esta primavera de increíble belleza tiene algo de luz de cárcel porque, mucho después de lo de la Inquisición con el pensador y cosmólogo Giordano Bruno, pero no tanto después de lo de los abogados cristianos con el cantautor Javier Krahe, y al poco de lo de los jueces con el rapero Valtonyc, acaban de empurarlo también a él; al humorista aforístico Camilo de Ory… Y la cosa ha llegado a las televisiones y tabloides de tirada nacional…¡Y por eso ahora mismo él tiene el culo a la altura del cuello!

-Traga saliva, compadre.

-En este momento pues casi que no.

Nos referimos a que, por culpa de unos quizá demasiado audaces chistes de humor tan negro como los cataplines de un grillo que este provocador genio del aforismo publicó en internet (fue mientras en esta España nuestra hipersensibilizada gracias a un circo mediático se intentaba en balde rescatar al niño Julen recién caído en un pozo), un juez de Madrid acaba de llamarle a declarar a él, al milikito del humor negro de twitter, al Leopoldo María Panero gafapasta del mundo digital, al Gómez de la Serna borracho a deshora de las redes sociales, al ingenioso e inteligentísimo loco hidalgo domador de ironías y prodigios verbales (en literatura lo más difícil es el humor y la poesía lírica, escribió Valle-Inclán) Camilo de Ory.

Él, Camilo de Ory, licenciado en mugre gracias a sus años de perro en las calles, vive en un sótano infecto o bohemio (con decir infecto hubiera bastado) donde escribe novelones de 400 páginas sobre payasos del circo tales como la virtuosa OSOS EN BICICLETA (Ed. Boite de Carton Ediciones, 2017), porque él, a ver cuándo se entiende esto, es un payaso que usa para su espectáculo la literatura y las redes sociales como Les Luthiers usan la música…

Sí, Camilo de Ory es alguien que sigue la actualidad y la denuncia desde esa plaza pública que es twitter mediante su descolocador y estimulante humor negro tan corrosivo como españolísimo (un humor negro, el suyo, del todo heredero de la picaresca, del Quijote, de las vanguardias del 27, del humorismo de Miquelarena y Gómez de la Serna, y de la Revista La Codorniz y los chistes de El Roto y las columnas de Francisco Umbral)…

Sí, el inteligentísimo humor negro de Camilo de Ory, aunque a veces nos escueza, se inscribe en esa labor divertidamente radical que los creadores más dotados han venido ejerciendo a lo largo de toda la historia para que el humor sea, por nuestro bien, una luz que ilumina lo más crudo del mundo para hacerlo soportable.

Camilo de Ory

Así las cosas, Camilo de Ory escribe en twitter como ahí escribirían, y más o menos así, Ramón Mª Valle-Inclán, Alejandro Sawa, Pedro Luis Gálvez, Jardiel Poncela y demás familia, si, para nuestra fortuna, ellos hubieran vivido en la era de internet y las redes sociales… Estoy seguro de que ellos entonces también bromearían todo el rato así, disparando tuits como francotiradores del humor ingenioso y negro, para denunciar la dictadura de lo políticamente correcto que nos constriñe y uniformiza hoy…

Sí, viva la libertad de expresión, el humor ingenioso y los escritores irónicamente radicales con la noche tatuada en el fuselaje del alma.

En efecto viva este soltero cronista humorístico de la actualidad llamado Camilo de Ory cuando, con fecundo don satírico, desentraña los sinsentidos de nuestro hoy de modo radical pero divertidamente estimulante al escribir, por ejemplo, sobre otro tema candente y en boga lo siguiente: “No hay día que no le ponga veneno en un vaso y una pajita en la boca a mi mujer por si se anima, y nada. No le estaré dando tan mala vida si se aferra de esta forma a ella.”.

Señor juez, que la vida es más bien dura, no nos enchirone la risa de los payasos, por la gloria de mi madre.

En fin

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