Los siete magistrados, todos vestidos con hábito de iglesia antigua, y especialmente el presidente de la sala Manuel Marchena que no oculta sus maneras como decoadjuntor de sombra y lentes, nos aturullan con sus formalidades leguleyas y su jerga que algo tiene de latín de monaguillo.
¡Aburren a la platea, a la bancada común de tarima y vino, y, desde luego, aburren a los espectadores de Tele 5!
¡Qué sería de nosotros sin la llegada y el ensayado saludo del president Torra (que en las fotos sale con tonsura como San Catástrofo), y el desdén desafecto a la más mínima cortesía del gran preso, sí, del preso demasiado gordo para el arte pero siempre coherente hasta la extenuación, Oriol Junqueras!...
En efecto, la primera jornada del juicio del "process" ha sido muy técnica dentro del juzgado, y muy mostrenca fuera con sus vítores cruzados (afuera unos tienen ansia de justicia y otros de las sangre como en los autos de fe de la Inquisición)...
Pero al menos ya tenemos claro, a tenor de lo dicho con exageraciones, énfasis y delectación por los abogados defensores, que los acusados no buscan la absolución sino el martirio.
