Opinión

La Ley Trans… ¿Transilvania?

La Opinión de Luis Artigue para eltaquigrafo.com
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Como adolescente melangótico que fui he de decir que me da miedo Transilvania, y me da miedo la Ley Trans.

La literatura gótica desde el Frankenstein de Mary Shelley ama esto de la  bioingeniería y lo de los experimentos humanos porque son una fuente inagotable de terror.

Y vivimos una época en la que los adolescentes melangóticos de indumentaria negra y mirada lúgubre están tan de moda como lo están la teoría queer y la teoría cyborg y la teoría King kong.

La teoría queer y la teoría cyborg y la teoría King nong, como bien explican en sus libros la hermética Judith Butler, la zoológica Donna Haraway, el politizadísimo y brillantísimo Paul B. Preciado, la estimulantemente punk Virginie Despentes y demás, devienen de la filosofía feminista y de su idea brillante y primigenia de que se mace hombre y mujer, pero la masculinidad y la feminidad son una construcción cultural y por eso son materia plástica moldeable y performativa que evoluciona mediante la educación, los valores, la cultura, la conciencia y el compromiso con una igualdad que no implica uniformidad. Pero la teoría queer y cyborg son una versión punk de esa idea feminista, y la llevan al extremo al sostener que la realidad biológica hombre y mujer también es una contraucción médio-jurídica como lo son las nociones de heterosexualidad y de homosexualidad.

Ahora la en Espala llamada ley Tras pretende dar estatus jurídico y legal a la teoría queer y la teoría cyborg para que se pueda diluir la entidad biológica hombre o mujer mediante la testosterona y el estrógeno para escoger motu proprio y a la carta el bioestatuto de hombre o de mujer.

La extrema izquierda vende la Ley Trans como algo análogo a la ley de matrimonio homosexual: como una extensión de las oportunidades de felicidad social a más personas.

El feminismo clásico sabe que existen muchas trampas en esa ley, y que puede acabar con muchas muy luchadas conquistas políticas del feminismo.

Además una parte de los psuiquiátras y endocrinos han firmado un manifiesto que alerta sobre el sufrimiento que puede desencadenar en no pocos adolescentes confusos ante la irreversibilidad de las acciones que esta ley les permite en su búsqueda de afirmación de identidad.

Hay un artículo al respecto de Paul B. Preciado titulado “Quien defiende al niño queer”, que muchas y muchos ahora, recordando a Mary Shelley, pensamos que debiera titularse quien defiende al niño y adolescente “melangótico”.

El Partido Socialista Obrero Español no llevaba en su programa la Ley Trans, sino que responde al radical y minoritario empeño de  la extrema izquierda y de Carla Antonelli.

La democracia no puede ser la imposición de la minoría sobre la mayoría.

¿Por qué no someten a referéndum del conjunto de la ciudadanía la Ley Trans? ¡Menuda sorpresa se llevarían!

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