Pedro el Guapo, como le denominan los periódicos de la vieja Europa tal que si acabara de ganar las erecciones, ha ganado las elecciones. Pero no se trataba sólo de ganar sino de que Podemos no perdiera, y Pablo Iglesias, ese político con formato de indio sioux, ese cuya belleza es siniestro total, ha perdido estrepitosamente.
La suma de PSOE y Podemos no llega ni a micro-pene, y eso nos tiene tan contrariados como confundidos: tanto que, tras conocer los resultados de la noche electoral, en vez de ir con Pablo Iglesias y los nuestros al Teatro Goya nos fuimos allí, a la calle Ferraz, a camuflarnos entre los socialistas para gritarle en su bonita cara a Pedro Sánchez el Resucitado: ¡Con Rivera no! ¡Con Rivera no! ¡Con Rivera no!
Todavía se deja oír nuestro eco en sus oídos… Por eso, mientras en la soledad de la Moncloa a Pedro el Guapo se le pierde la mirada en la copa medio vacía,sabiendo que la otra opción es tricéfala y envenenada, piensa con repentino pasmo: ¡Con Rivera no! ¿Entonces con los indepes?
Pedro el Guapo, ese tipo con un par de pelotas que merecerían un sombrero cada una, mientras la televisión informa de que Pablo es feo pero se le ofrece y Albert es resultón pero se le hace el remolón, levanta su copa y le da una orden laxante al camarero: ¡Con Rivera no, con Rioja!