Opinión

Placido Domingo, el hombre de Neandertal

Placido Domingo   | 
  Farruqo
photo_camera Placido Domingo | Farruqo

-Pues dicen que Plácido Domingo nos ha salido tan follarín por descuido.
-¿Por descuido, decís?
-Sí, es que mira tú que el pobre es de esos tipos que no saben si una mujer lo está guiñando un ojo, o es que él la ha provocado un tic nervioso.
-Ah, bueno, vive dios que así se justifica todo. Que el divo pida perdón en un comunicado de prensa y pase página.
-Rediosla, ¿con eso vale?
-Si al honorable Jordi Pujol le ha valido con decir que el robo fue hace mucho y ya ha prescrito para que no tenga que devolver el capital sustraído y para que no le pase nada, a fe mía que al no menos honorable pero más españolísimo y con más fama de caballerosidad y de galantería y voz de seda Plácido Domingo, con pedir perdón por mail, le basta y hasta le sobra, hombre. Y ya está bien de cinismo y doble rasero, que aquí el que no roba millones o no se pasa por la piedra mezzosopranos anoréxicas que no han llegado a ser estrellas, es porque no puede.
-¡Has hablao como un abogao!…

La sexualidad viscosa e impuesta (la del viceseñorito que se acuesta con las criadas, por ejemplo; la que no empieza con la seducción sino con el abuso de poder) ha salido a la luz últimamente en ese mundo sofisticado y chic que es la ópera: todo a cuenta del deplorable caso de Plácido Domingo y su acreditada y reconocida condición de “depredador sexual durante más de una década” (citamos literalmente al Sindicato de la Ópera de USA).

Así las cosas, parece que en los palacios de la ópera con marmóreos y almidonados aseos, como en los burdeles con váteres con escaleras matagente y retrete de huella, la jodienda no tiene enmienda.

Pero la cosa es que en lo referente a la ópera (a ese mundo de palacios de invierno, y de elites refinadas, educadas y maduras,y de sabios, y de yuppies,y de señoras elegantes y calladas, oscuras y misteriosas, junto a caballeros con traje de noche cara, eso, ese mundo elevado con mucha más cultura que espectáculo) él, Plácido Domingo, es dios.

-¿Y cómo le vas a decir no a dios? –confesaba una de las víctimas como diciendo sin decirlo que, no desde los tiempos de la Santa Inquisición, sino desde mucho antes, desde el mismísimo libro del Génesis, decir que no a dios implica represalias…

No se le puede decir no a dios si quieres ser algo en el mundo de la ópera porque resulta que dios, como el águila bicéfala del libro de Antonio Gala, tiene un lado sublime y honorable, sí,pero por el otro lado es un ave rapaz (unave que siempre se fija en la muchacha incipiente de talento por descubrir e imagen ceñida y clara, elegante y sola, que hay por los palacios de bordado de encaje y música de la ópera para eso, para abalanzarse sobre ella como un aguiluchocon su prestigio y sus garras).

¡Qué masculinidad tan torpe, tan caduca y tan tóxica!

Sí, Plácido Domingo acaba de trasladar en un comunicado de prensa que reconoce que lleva siendo un viejo verde desde que era joven, que sí, que en verdad practicaba el medieval derecho de pernada, y que pide perdón al respecto (la confesión ha resultado tan estremecedora como si de pronto, en la célebre novela gótica de Gastón Leroux, se hubiera quitado la máscara ante el público el Fantasma de la Ópera).

Que ordinariez, dicen en los bailes de máscaras de los palacios de invierno.

Qué delincuencia fina, decimos en mi barrio…

Parecía un hombre perfecto tan angelical como su voz, pero es otro Neandertal.

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