
-No hay que desdeñar los ámbitos de pensamiento como la universidad y el cuarto de baño.
-¿Qué? Compadre, tal y como empiezas este artículo parece que lo ha escrito Simone de Beavoir…
En efecto nohay que desdeñar los grandes ámbitos de pensamiento como la universidad y el cuarto de baño.Y es que ha sido precisamente en mi wáter con bibliotec a donde yo, que soy más republicano que un Seat Panda, me he dado cuenta de que el gran protagonista político de esta semana es el Rey Felipe VI, créanme, pero no por su padre tan honrado, ni por su barbita de pijo-hipster, ni por su esposa con formato “escuali”, qué va, sino por su sorprendentemente necesaria condición de árbitro de la democracia.
Y sí, es necesaria, pues en este país políticamente somos pistoleros de sangre caliente, y por eso tiene que haber separación de poderes, y tiene que haber un árbitro. Y en este sentido ya digo que yo soy republicano, pero no es éste en España el momento de la república (no tengo ganas de que el Presidente de la República sea Felipe González o Aznar, que a esos, por mucho que fingieran cuando querían el poder –es sabido que la política es una rama del arte dramático- ya les conozco y sé de qué van… ¡Si quieres conocer de verdad a alguien, dale poder y verás!)…
Sí, como una matrioska, como una cebolla, como un actor, nuestros políticos con responsabilidades de gobierno hoy también tienen tantas capas que no se les ve el fondo.
Y ha tenido que venir una pandemia mundial, mira tú qué gracia, para que veamos, en nuestros gobernantes, lo que hay dentro.
En este sentido decía la legendaria cantante de jazz y amiga de todos los infiernos que incluyan redada de la brigada de narcóticos Billie Holliday que las drogas no te hacen cantar mejor, ni mucho menos tener talento; que las drogas sólo precipitan lo que hay en uno…Como si fuera una droga el coronavirus, con su sobrevenido estado de alarma y su política sin consenso ni control parlamentario ni disidencia periodística que no sea susceptible de ser considerada bulo, nos ha hecho constatar algo asombroso.
-¿Constatar el qué, compadre?
-Que Pablo Iglesias quiere ser Pedro Sánchez, y Pedro Sánchez quiere ser Rey.
-¿Qué Sánchez Quiere ser Rey?
-Sí, él y Felipe VI deberían hacerse un uniforme de guapos.
-Menudo guiri-gay…
Pedro Sánchez quiere ser rey, y así lo revela no sólo que pacte con el diablo, sino también la pregunta ésa filo-absolutista de Tezanos en el CIS de si España está a favor de coartar la libertad de expresión en redes sociales y medios de comunicación para que no haya bulos informativos (¿son peores los bulos informativos, o los bulos gubernamentales?), la cual es una juzgada sanchista con mucho tufo a Pablo Iglesias (Pedro y Pablo, otro guiri-gay como el de Holmes y Watson, cómo distinguir cuando es compañerismo y cuando se trata de otro caso de heterosexualidad distraída), aunque digna del Rey Sol.
Y no es que crea yo que los medios de comunicación (como trata de vendernos esa película de los viejos tiempos de Humphrey Bogart CUARTO PODER en la que, hablando de la prensa, el Hollywood de entonces volvía a ensalzar, con el cinismo ingenuo o la ingenuidad cínica que caracterizaba al viejo Hollywood, la libertad de expresión y la democracia a través del periodismo), pero tratar de controlar los medios de información y las redes sociales para que no aireen los bulos es, lo ve un ciego, una forma de controlar la opinión disidente (la cual, por definición, es siempre un bulo para el relato del poder).
Tal pretensión de control de hecho remite al marxismo decadente de países cuya política parece una enfermedad infecciosa (China), y eso es lo que está denunciando aquí la montaraz extrema derecha.
Y eso es lo que nos ha hecho refugiarnos en el baño a pensar en el Rey Felipe VI…
De hecho me ha dado por pensar que en España, como en los oscuros tiempos de la Guerra Civil, han emergido con fuerza tanto la extrema derecha como la extrema izquierda. Y no paran de decir unos lo malos que son los otros en las redes sociales y la prensa. Y por eso no cesa ahora la extrema izquierda de repetir que la prensa y redes sociales han de ser controladas para que no esparzan bulos.
Dice el tópico que los extremos se tocan: también en su día Blas Piñar hablaba de la prensa canallesca y pornográfica vendida a la masonería y controlada por Moscú, pero nadie se acuerda porque los que lo vivieron no quieren acordarse, y a los que no lo estudiaron porque no dio tiempo se les pasa de curso de todas formas con aprobado general encubierto.
Por eso y en conclusión la cosa es que hoy, en medio del guiri-gay que es la política frentista y pandémica, o pandemonium, necesitamos un árbitro para que nadie aproveche la situación de excepción para sacar ventaja y apropiarsedel poder sin control ni discrepancia ni regulación ni corrección ni necesidad imperiosa de búsqueda de consensos…
Y, mientras España sea una monarquía, mientras no salga otra cosa en votación de todos los españoles, España es una monarquía parlamentaria en la que el árbitro de la democracia es el Rey guapo proveniente de familia disfuncional corrupta pero inviolable. Y ha sido el árbitro el que estos días le ha dicho al gobierno que una situación de excepción no es óbice para saltarse ni los procedimientos ni las leyes, lo cual es bueno que se diga…
-¿Todo eso se te ha ocurrido ahora?
-Sí, compadre: ya te he dicho que no desdeñes losgrandes ámbitos de pensamiento como la universidad o el cuarto de baño…