Opinión

Retratos de la España friqui: EL RUBIUS

El Rubius
photo_camera El Rubius

-Disculpe, yo no entiendo este mundo actual. ¿Me podría usted decir qué es un youtuber?
-Es un chamán para discapacitados sociales.
-¿Eh? Entiendo. ¿Y supongo que como todo chamán ama a sus pacientes?
-¡Qué va: lo hace por dinero! Y, aunque gane fortunas fácilmente hablando de la revolución novísima, encima no quiere revertir con justicia lo ganado porque precisamente carece de amor por esa verdadera revolución que es la justicia, y carece de amor por el otro.
-¿Y eso?
-Se ampara únicamente en esa inagotable fuente de creatividad que es la vanidad.
-Entonces, más que un chamán, es una puta.
-Llámelo como quiera.
-¿Siempre es eso un youtuber?
-No, hombre, hay de todo, pero el medio para que tengas notoriedad te exige superficialidad, inmediatez epidérmica, efectismo e impostura, y por eso, aunque informa y comunica, es, digamos, periodismo facilón y depauperado…

No es necesario en esta ocasión un retrato. Me refiero a que no se hace preciso anotar a boleo (mediante metáforas coloreadas y brochazos líricos) los rasgos psico-físicos de este muchacho de acné rentable y pelo a dos aguas como los tejados de las casas de los libros infantiles de María Gripe; éste con la vanidad de quien cuando habla en público parece estar fumándose a sí mismo con resultados estupefacientes; sí, este híbrido, español por un genético lado y noruego por el otro.

Y es que él, como las efigies del purgatorio de la DIVINA COMEDIA de Dante, es ya más su imagen que su ser.

Pero no sobra señalar que los canales de YouTube sobre videojuegos, ese fracaso de la cultura, engendran monstruos políticos de dos cabezas y cero cerebros, esto es, niños pijos que han crecido tan deprisa que sus padres ya no los entendemos.

Los youtubers parecen algo muy nuevo y digital y futurista, algo casi de ciencia ficción como las novelas cyberpunk de William Gibson, pero son lo mismo de siempre.

Son los nuevos ricos de esa Revolución Industrial que en España no hubo. Y los nuevos ricos de la postguerra. Y del desarrollismo tecnócrata… Pero sin gracia ni grandeza; sin Ilustración, ni constitución liberal, ni existencialismo con abrigo de Pierre Cardin. Son gente que no sabe que la pulpa de la estética es la ética. Son armas de destrucción masiva que no matan del todo sino en parte con sus bombas de vulgarizar al otro.

Son espejos que nos hacen saber sin decirlo que ésa es la gente a la que estamos haciendo ricos con nuestro fracaso cultural.

Así las cosas la cultura, la formación y la información, a la luz de fenómenos postmodernos como los youtubers, es hoy las más de las veces como una de esas artificiosas frutas de invernadero con color pero sin sabor.

Las personas de mi generación y las anteriores tenemos la suerte de recordar los sabores naturales de muchas cosas de las que, por desgracia, nuestros hijos sólo podrán percibir su descripción administrativa, y nuestros nietos su arqueología… Así la cultura.

El Rubius, no con su acto de abandonar España y fijar su residencia en el paraíso fiscal de Andorra sino con la auto-justificación de tal acto, se ha convertido en un personaje extemporáneo del libro CHULAS Y FAMOSAS de Terenci Moix.

El Rubius es el fracaso pedagógico de los padres de los 90. El Rubius es el Mario Conde de internet cuando aún no se sabía quién era de verdad Mario Conde (engominada carne de presidio). El Rubius es un síntoma de la enfermedad de España…. No tengo ni idea, en realidad, de quién es este tío ni a qué se dedica realmente ni he visto nunca un video suyo ni tampoco a él, sino solo he leído una entrevista suya (una ética, política y psiquiátricamente preocupante). Sin embargo creo que quiero escribir una novela biopic sobre el fenómeno Rubius que se titule ¿UN YOUTOUBER ES UN TELEPREDICADOR O UN MONAGUILLO A PORCENTAJE DEL CAPITALISMO?: una que, en realidad, sea una narración distópica sobre todos nosotros bailando ante el pelotón de fusilamiento mientras los helicópteros nos sobrevuelan, y las sirenas ensordecedoras nos braman, y la megafonía anuncia la decadencia de Occidente.

Hay que leer, y leer mucho, para que los referentes sociales sean quienes están un escalón por encima de nosotros en la jerarquía del espíritu, debido a su apuesta demostrada por la inteligencia, la dignidad y la belleza…

Como bien dice el humorista visionario Camilo de Ory en su último libro SER INCISIVO Y MOLAR (Ed. Pez de Plata) “tendréis toda la democracia que seáis capaces de comprar”.

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